El maltrato animal es uno de los delitos más comunes y al mismo tiempo el menos castigado. La cultura de tratar a los animales como seres de segunda categoría y sin sentimientos persiste en la actualidad, incluso a pesar de los grandes avances en el reconocimiento de sus derechos.
¡Sí, derechos! Aunque haya cuestionamientos sobre si los animales son sujetos de derechos o no, lo cierto es que la Liga Internacional de los Derechos del Animal adoptó la Proclamación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales en 1977 y posteriormente aceptada por la ONU.
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Sin embargo, eso no parece reflejarse en Barranquilla, unas de las ciudades más importantes del país, pero con unos índices de maltrato animal bastante altos.
En diálogo con KienyKe.com, Mariana Gutiérrez, directora del proyecto Llenando Barriguitas, denunció el maltrato el sistemático de mascotas en algunos barrios de Barranquilla.
Los relatos de Mariana sobre el sufrimiento de los animales son desgarradores, evidencian la crueldad a la que son sometidos decenas de mascotas, incluidas las suyas.
Cuenta con gran preocupación que en el sur de la ciudad, en los barrios periféricos, hay una sobrepoblación de animales callejeros que sobrepasa la capacidad de su organización para rescatarlos. Es por eso que Llenando Barriguitas eligió trabajar en el rescate de animales en la Urbanización La Playa, en esta zona, según cuenta Mariana, hay niveles de delincuencia muy altos y los animales también sufren las consecuencias.
El objetivo es alimentar, esterilizar, rescatar y dar en adopción a la mayor cantidad de animales posibles, pero lo más importante es sensibilizar a la población sobre el maltrato animal, una problemática muy presente en la Costa Atlántica.
“Allá no hay leyes ordinarias, no hay una justicia, no hay nada”, denuncia Mariana Gutiérrez.
El caso del primer perro asesinado es desgarrador e indignante. En 2019 personas inescrupulosas, que estaban alcoholizadas, rociaron con gasolina al animal y lo prendieron fuego, finalmente murió calcinado a la vista de todos, incluidos niños.
En 2020, durante las restricciones a la circulación por cuenta de la pandemia, Llenando Barriguitas se vio imposibilitado de acudir al lugar para trabajar a favor de los animales en abandono, esto trajo como consecuencia un aumento considerable del maltrato en esta zona.
“Cara amable”, como llamaron a uno de los perritos más queridos por los vecinos, fue blanco de agresiones por parte de un hombre que le propinó un machetazo en una de sus orejas, situación que obligó a Mariana a sacarlo del lugar.
Y como si fuera poco, finalizando 2020, tres perros que estaban a su cuidado en un terreno fueron amenazados porque ladraban al paso de cualquier persona, aunque no atacaban a nadie.
“Nunca hubo un ataque directo, nunca hubo un hecho en sí para que esto empezara, simplemente a la gente le fastidiaba que los perros existieran y ladraran ahí”, cuenta.
Posteriormente, le apuñalaron a uno de los tres perros, el cual por fortuna sobrevivió. La activista apunta contra un grupo de personas que en varias ocasiones ha envenado a otros animales y es muy conocida en la zona.
Debido a esa situación, decidió arrendar un rancho en 150 mil pesos sin piso y con fachada de madera para resguardar a los animales de ataques de terceros, pero no era nada seguro, en varias ocasiones intentaron ingresar a la fuerza.
“Un día me despierto yo y me encuentro 10 llamadas perdidas de la señora Marta, que es la señora que vive al lado, y me dice que me acaban de violar a la perra”, relata.
“La perra ni siquiera se dejaba tocar de mí, se echaba hacia atrás, se quedaba en un rincón y yo no alcanzaba a verle que era lo que le había pasado. Yo me dije, debe ser que están exagerando, será que lo están asumiendo o suponiendo, porque yo no le veía nada. Pero en un momento en el que la perra giró, yo le vi todas sus partes infladas hacia fuera y llenas de sangre”, agrega.
Por esta y otras situaciones tuvo que mudar su refugio a otro barrio, a pesar de las complicaciones de encontrar un lugar en donde acepten a los animales.
En otra ocasión, se encontró con un animal degollado que circulaba por las calles con una herida profunda y llena de sangre. En ese momento ella se cuestionó por qué nadie hacía nada, luego se dio cuenta que a la comunidad le da miedo exponer al grupo de personas que tiene como práctica común atentar contra los animales.
“Con todo el temor del mundo te voy a contar esto: allá llega la policía y se choca las manos con el grupito de ellos”, advierte.
“Es un grupo de amigos, pero hay uno que es el que tiene la fama, el que manda en la zona, con el que nadie se mete y el que todo el mundo tiene miedo de señalar”, agrega.
Ella misma por miedo a las represalias contra ella y sus animales, se niega a denunciar los hechos ante las autoridades. Además, es consciente de la falta de justicia en casos de maltrato animal y apunta contra los dirigentes por no tener una política pública para defender a las mascotas.
“En otras partes del país hay unas políticas públicas para los animales, que están muy bien organizadas porque por lo menos existen y se destinan recursos, pero aquí en Barranquilla no hay nada, lo único que hay es una patrulla que el 80% o 90% de las personas dicen que llaman y jamás les contestan”, denuncia.
En estos momentos Llenando Barriguitas se encuentra en la búsqueda de un lugar apropiado para los animales, pero los costos son altos. El objetivo es cuidar a los animales de aquellas personas que se creen superiores a ellos, es una huida constante del maltrato, la violación y la vulneración de derechos.
El saber que los animales también sienten y sufren como nosotros debería ser el único motivo para cambiar una cultura de maltrato, esa misma que Mariana intenta cambiar en Barranquilla contra viento y marea.