“Los niños nunca van a dejar de necesitar de un maestro, ya que la figura del maestro representa a la humanidad y eso nunca debe faltar en las aulas”. Así inicia su relato la profesora de guaraní Gilda Ferreira, quien a raíz de la cuarentena obligatoria decretada por el gobierno paraguayo por la pandemia de COVID-19 decidió empezar a impartir clases virtuales mediante la plataforma de Youtube. Sus lecciones se han viralizado y han traspasado fronteras.
La ingeniosa y solidaria maestra se dedica a la docencia desde hace 22 años y actualmente enseña en tres colegios privados de Asunción, la capital paraguaya, materias como psicología, formación ética y ciudadana, además del guaraní, en el nivel de educación básica y media.
“Siempre he estado acostumbrada a la computadora, más bien para elaborar planillas, exámenes, plan de clases, diarios o mensual. Trabajo con las redes sociales y correo electrónico, pero trabajar con otras plataformas como Google meet o Classroom fue todo un desafío”, sostiene.
Comenta que antes, cuando enseñaba guaraní a extranjeros de países como Finlandia, Suecia, Francia, Rusia, Japón, Taiwán, El Congo o Vietnam, entre otros, utilizaba Skype, que le era una herramienta muy útil que le permitía comunicarse con personas que querían aprender el idioma, como antropólogos, pero en estas lecciones “no había continuidad”.
Plataformas como Youtube son totalmente nuevas para ella, según contó en entrevista con la Agencia Anadolu. Comenzó a familiarizarse con ella durante el comienzo de la cuarentena, decretada por el Gobierno de Mario Abdo Benítez el 10 de marzo de 2020. Con esta medida, las clases presenciales quedaron suspendidas por todo el año escolar, aunque estas continúan a distancia.
Fue entonces cuando decidió abrir un canal de Youtube para seguir enseñando a sus alumnos. Surgió como una necesidad para incentivar a los estudiantes, especialmente a los más pequeños, para que amaran el guaraní. En ese sentido, reitera que el artículo 140 de la Constitución Nacional establece que el Paraguay es un país pluricultural y bilingüe, y que sus idiomas oficiales son el castellano y el guaraní.
Todo surgió una tarde cuando, después de la siesta, se puso a ver Youtube y pensó que ella podía subir algún video. “Probé y fueron vistos por mis exalumnos. Entre ellos empezaron a compartir, y así se fueron multiplicando las reproducciones de los videos. Ellos mismos me sugirieron seguir grabando más videos”, relata la docente.
Sus clases son amenas y coloquiales, y allí enseña desde reglas ortográficas hasta cómo se forman las palabras. También da normas de redacción y de conversación. Tanta fue la repercusión de sus videos que en estos hay comentarios de personas de Perú, Costa Rica y España, entre otros países, en los que le agradecen por su dedicación.
“Los videos están basados en teorías, en principio, entonces los niños, adolescentes y mayores que escuchan pueden aprender comenzando por la teoría y luego seguir con la práctica, que sería la conversación”, explica Gilda.
Ella considera que la crisis a nivel mundial por la pandemia debe ser tomada como una oportunidad de cambio en la forma de enseñar. “Debemos desechar lo obsoleto en la educación y aprovechar estas plataformas que están beneficiando a los alumnos”, aunque también es consciente de que no todos pueden tener acceso a la educación en su país. Para ella, ese es otro gran desafío: “una educación gratuita y de calidad para todos los compatriotas”.
Enseñar, su verdadera vocación
Gilda Ferreira tiene 59 años y es la menor de cinco hermanos. Su madre enviudó muy joven y crio sola a todos sus hijos en el Barrio Ricardo Brugada de Asunción, más conocido como la Chacarita, uno de los barrios más antiguos, con mayores índices de pobreza y que sufre de permanentes inundaciones con la crecida del Río Paraguay.
Cuenta que cuando cumplió 10 años, su mamá y hermanos mayores adquirieron un terreno en otro sitio, en el barrio Fernando de la Mora, donde realizó sus estudios primarios, en el colegio religioso Santa Luisa de Marillac.
Un suceso que marcó su vida para siempre, junto a la de su madre, fue cuando una de sus hermanas les regaló un pasaje a Argentina. “A mamá le gustó estar en ese país y continué mis estudios universitarios allí, donde estuve estudiando tres años para ser analista de sistemas. En ese entonces, hace 36 años, ni siquiera había máquinas (computadores). Luego dejé la carrera porque no me sentía a gusto, me casé, tuve mi primer hijo. Luego regresamos a Paraguay y tuvimos a nuestra segunda hija, ya en Paraguay”, recuerda.
La profesora habla de su compañero de vida, Don Eustaquio Gómez Samaniego, quien es técnico de refrigeración de vehículos, repara e instala GPS de rastreo vehicular y realiza otras tareas de electricidad. Cuenta que “es una persona muy abierta, apoya todas mis decisiones en cuanto al estudio y a lo que yo quería emprender, apoya siempre haciendo las tareas del hogar; es una persona muy trabajadora y servicial”.
“Otro desafío que asumimos con mi esposo es el de comprometernos a ser catequistas en la comunidad en la cual estamos viviendo, en la cuasi parroquia que se llama Virgen de la Merced, que es nuestra una manera de servir a la gente”, añade.
En cuanto a sus hijos, relata orgullosamente que el mayor es ingeniero en Informática y la segunda, estudiante de Administración de Empresas. Además, ya tiene dos nietas: Melanie y Milagros, que viven con ellos. “Mis hijos siempre me impulsan a seguir superándome porque me dicen que soy un ejemplo de superación para ellos, ya que soy una persona mayor y continúo estudiando”, sostiene.
“Al volver a Paraguay quise seguir estudiando, y comencé con el profesorado. Ya con mis hijos me di cuenta que mi verdadera vocación era la de enseñar. Luego continué la licenciatura, un postgrado; también psicología. Luego otro postgrado en Didáctica universitaria, y actualmente me encuentro elaborando mi tesis para la maestría en Ciencias de la Educación por la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción”, cuenta emocionada.