
En medio del humor, la irreverencia y las anécdotas que han caracterizado a Los Impresentables, uno de los programas más escuchados de Los40 Colombia, hay una historia que quedó grabada en el alma de su equipo y de sus miles de oyentes: la de Javier Acosta.
Un hombre común, hincha apasionado de Millonarios, pero con una historia extraordinaria que logró emocionar incluso a quienes están acostumbrados a contar historias todos los días.
Javier Acosta no solo fue un fiel seguidor del programa. Fue, según palabras del director de Los40, Roberto Cardona, y del presentador Pipe Florez, “la historia que más nos ha marcado”. Su caso fue conocido cuando decidió, por voluntad propia, acceder a una eutanasia debido a una enfermedad degenerativa. Pero detrás de esa decisión, había una vida, una familia y, sobre todo, un hombre que encontró en Los Impresentables un refugio diario para sonreír, incluso en medio del dolor.
Una historia de honestidad, valentía y humanidad
“En un país que guarda tantas cosas, contar una historia honesta y bonita, o sentimental, no es fácil. Y eso se necesita valentía”, reflexionó Roberto Cardona en medio de la entrevista con KienyKe.com. Y eso fue justamente lo que hizo Javier.
En medio de su proceso médico, con la eutanasia autorizada y a pocos días de su partida, Javier habló con el equipo del programa. No solo les agradeció por alegrarle los días, sino que también abrió su corazón como pocos lo hacen.
Durante sus últimos días en la clínica, Javier seguía fielmente el programa. “Incluso hubo una visita. Valentina aún conserva el anillo que le dio en un casamiento simbólico”, cuenta Pipe Florez con evidente emoción. Más que una entrevista, fue una despedida. Una conversación que no solo rompió el esquema del entretenimiento, sino que evidenció la capacidad de este tipo de espacios para conectar profundamente con su audiencia.
Lo cierto es que Los Impresentables ha demostrado que, detrás de cada oyente, hay una historia, una lucha o una necesidad de desconexión. “Entendimos que hay gente que está teniendo el peor día de su vida, y que encuentra en nosotros un respiro, una sonrisa”, mencionó Pipe Florez. Y eso, con Javier, se hizo más tangible que nunca.
Después de su fallecimiento, el equipo no solo lo recordó con cariño: también quiso acompañar a su familia, brindándoles un apoyo económico para que su despedida no estuviera marcada por la incertidumbre. Porque cuando alguien toca el corazón de un programa entero, la empatía trasciende el micrófono.
Una frase para la eternidad
En sus últimos momentos, Javier les dijo algo que se quedó grabado para siempre: “Les prometo que si en el cielo hay un radio, voy a prenderlo todos los días para escucharlos”. Una frase simple, pero poderosa, que reflejó el impacto real que puede tener un espacio de radio o un podcast en la vida de alguien.
“Esa frase nos aterrizó”, confiesa Pipe Florez. “Nos recordó que no todo es entretenimiento vacío. Que estamos acompañando a personas reales, con vidas reales, y que abrir el corazón en público puede cambiar vidas”.
Más allá de la fama: historias de vida
El impacto de la historia de Javier también motivó a que más invitados al programa —actores, músicos, influencers— compartieran sus propias luchas personales. “Uno ve al artista y cree que tiene la vida perfecta. Pero luego cuentan que perdieron a sus padres, que pasaron por depresión, que pensaron en el suicidio…”, explica Cardona. Y es en esos momentos cuando Los Impresentables deja de ser solo un programa divertido y se convierte en un espacio de catarsis, empatía y humanidad.
En definitiva, como lo dijeron sus creadores, esta fue “la historia que más nos marcó”. Porque cuando alguien se va agradeciendo con una sonrisa, sabiendo que fue escuchado y acompañado, se vuelve eterno en la memoria de quienes lo conocieron, aunque haya sido solo a través de una frecuencia radial.