Falta un mes para que comience la Copa Mundo, pero para muchos, como quien escribe, la fiebre por sentir la emoción de esta competencia deportiva empezó hace más. Vivir los 90 minutos de cada partido, con el buen fútbol de la Selección Colombia y de las otras 31 escuadras ya se añora, y todo gracias al tradicional álbum de láminas, o monas, o caramelos, que cada cuatro años trae Panini.
Huele a Mundial, en Medellín, al menos cada tres cuadras existe una persona, con la alcancía de la copa del mundo, réplicas de la camiseta de la selección y una caja adornada con láminas del mundial pasado.
Al verlo, el que es futbolero y está llenando el álbum, sabe que esa persona es la solución para hallar las 'monas' más escasas, y así sucede en el pasaje La Bastilla, al centro de la ciudad, que es conocido por la venta de libros, y por la cantidad de personas que venden láminas, no solo del mundial, sino de todo lo que se pueda coleccionar.
Entre todos los vendedores que hay en dos cuadras que comprenden la zona de La Bastilla, una pareja llama la atención, precisamente porque sólo está dedicada a la venta de las láminas y el álbum de Panini, no como los demás que tienen una gran variedad de álbumes. Al hablar con ellos lo primero que se piensa es que fue en el rebusque que tanto caracteriza a los paisas.
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Una pareja de novios universitarios, ambos de la Universidad de Antioquia, comunicadores sociales en formación, se sientan durante todo un día en la calle, a destapar sobres, abrir cajas, cambiar y vender láminas. Así es como diariamente tratan de hacerse un dinero de más.
Melissa Giraldo, la novia, conversa con este aficionado mientras Daniel, el novio, habla por celular con sus clientes. Cuenta que de lunes a viernes se hace ahí, en el mismo punto, esperando vender y cambiar caramelos, mientras que los fines de semana, como hacen muchos, se va para los centros comerciales a las jornadas de cambio de monas que habilitaban. Ella busca las láminas escasas para vender, y yo solo las que hacen falta para calmar la goma de llenar el álbum de Panini.
Lleno de orgullo le dije que ya tenía a Messi, Cristiano, Neymar y hasta a James Rodríguez, y ella, bajándome de la nube me dijo que los tenía mínimo cuatro veces, y que cada lámina de esos jugadores los vendía a 600 pesos. Pero hay unas láminas que ni ella ni yo tenemos, las legendarias de la última página.
[caption id="attachment_872129" align="aligncenter" width="1024"] Melissa buscando las láminas para el cambio y Daniel cerrando una venta. @Kienyke[/caption]
En medio de las preguntas le dije que me faltaban varios escudos, y como la tradición paisa no se puede perder, me dijo: "Hágale que se los dejo baratos". No sé tomó del pelo o de verdad era económico, porque por un escudo me pidió $8.000, bajo el argumento de que normalmente vale 10.000 pesos.
Igual, no pasamos de la conversación, no le compré ninguna lámina, porque como niño pequeño, yo prefiero conseguirlas al cambio, o destapar sobres hasta que me salga. Ni siquiera sé cuánto me he gastado en el álbum de Panini, solo sé que hay momentos en los que compro al menos 10 o 12 sobres y no pego una sola lámina, porque ya me faltan pocas, sin embargo, ¿qué más se hace? Toca seguir destapando hasta que salgan las que faltan.
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Aún estoy a tiempo de llenar el álbum antes del primer partido del mundial el 14 de junio, y a falta de 20 láminas para culminarlo, infortunadamente 20 escudos, los más escasos, podré decir que fue la mejor previa al mejor torneo, pegando las monas de la manera más minuciosa para que no se saliera del recuadro, guardándolo en una bolsa hermética como si fuera un tesoro, y seguramente se hará realidad la cantaleta de muchos, de que cuando lo termine de llenar no lo volveré a mirar, pero no importa, desde ya estoy pensando en el álbum de Qatar 2022.
https://www.youtube.com/watch?v=AnBIAQ71oL8&t=24s
La "goma" de llenar el álbum del mundial de Panini
Lun, 14/05/2018 - 05:17
Falta un mes para que comience la Copa Mundo, pero para muchos, como quien escribe, la fiebre por sentir la emoción de esta competencia deportiva empezó hace más. Vivir los 90 minutos de cada