Yuris Alexander Teherán corría por la casa de sus abuelos en busca de sus juguetes. El niño escuchaba canciones como Tarde lo conocí, Todo daría por ti, entre otras y las aprendía con gusto. Sin saberlo, creció oyendo a la mujer que nunca conoció: su madre, Patricia Teherán.
El accidente que truncó la carrera de Patricia a los 25 años, el 19 de enero de 1995, no solo dejó sin mamá a su bebé de cuatro meses; también dejó al vallenato sin la voz que por tanto tiempo buscó el género femenino.
Han pasado 22 años y Alexander luce sonriente, cálido y lleno de ilusión. Sin embargo, la vista se le nubla cuando le hablan de su madre porque, aunque la ama, vive con una imagen construida a partir de lo que le contaron sus abuelos, tíos y amigos.
"Que tu mente no sea tan estrecha para luchar por lo que deseas", dice Germán Castro Caycedo en su libro El HuecoEl hombre de ojos grandes, sonrisa radiante, piel morena y estatura mediana, entra al hotel ubicado en la ciudad amurallada de Cartagena. Son las 2:00 de la tarde, el sol no perdona y se posa en lo más alto para iluminar el lugar. La ocasión es especial y Yuris así lo entiende. Viste con una camisa blanca de flores, pantalón negro y zapatos blancos. Sobrio, se sienta en la mesa central para observar el estreno de la novela que honra a su progenitora: Tarde lo conocí. [single-related post_id="749294"] Toma jugo de mango, a sorbos lentos; y entrelaza su mano con su acompañante y novia: Diana Martínez Bernal. El sitio comienza a llenarse y muchos no lo reconocen hasta que algunos le dicen "llegó el momento de mostrar lo maravillosa que era tu madre". Por primera vez Alexander iba a poder ver a Patricia y saber más de ella. "Esto es maravilloso. Sé que lo merece y estoy orgulloso de ella. Siento que está feliz donde quiera que esté", confiesa el joven en dialogo con KienyKe.com mientras su mirada se ata al cielo por segundos. Extiende sus manos como dos alas para abrazar a cualquiera que lo salude. Las personas acarician su cabello negro y le dan un par de golpes en la espalda. Sin parar, sonríe y nunca deja de decir gracias. Su amor por la música estuvo presente desde el momento en el que llegó a este mundo. Se puede decir que corre por sus venas. De la niñez recuerda las canciones de su madre que cantaban a grito herido sus abuelos. Tal vez esa era la única forma de llevar el duelo de lo que para ellos se convirtió en una herida imposible de cerrar. "Hoy están con ella", dice tranquilo el D.J y actor. No fue cantante pero sí encontró en los sonidos musicales una forma de llevar esta vida. A los 18 años empezó a producir diferentes temas por pura pasión y para costear su sueño: la actuación. Cuando el Canal Caracol tocó la puerta de su hogar y le dijo la idea de una novela basada en la vida de Patricia, aceptó sin dudarlo. Con cierta timidez y algo nervioso, les murmuró a los productores que estaba pensando iniciar una carrera en la televisión. Aceptaron darle un pequeño papel de periodista seguidor de la cantante. "Es algo importante porque eso me podría dar nuevas posibilidades. Seguiré estudiando y preparándome", señala mientras toma una sopa de camarones. El capítulo preestreno lo disfrutó y lo vio sin perderse un solo detalle. El único momento en el que quitó la mirada de la pantalla fue cuando se representó el accidente de su madre. Por un minuto sintió cómo todos sus fantasmas invadían su cabeza con recuerdos de la infancia. [single-related post_id="696865"] "Estaba feliz pero en ese instante viví cosas raras porque aunque es actuación, ver ese suceso me recordó cosas tristes", dice con un suspiro profundo. Diana, su novia, no suelta la mano de Alexander. Al contrario, la aprieta indicando que todo estará bien. La modelo es su polo a tierra y su bastón cuando los días son largos y difíciles. "Nos conocimos hace un año por amigos en común. La conexión fue inmediata, su humildad y sencillez me enamoró. Es una persona que alegra con su presencia", cuenta la mujer. Yuris no suele hablar de sus proyectos. Es muy reservado y prefiere no contarlos "hasta que no se cumpla prefiero mantener el silencio". La estudiante de ingeniería industrial espera que a su novio se le abran muchas puertas de aquí en adelante: "Le irá muy bien, se lo merece. Además se prepara para ser mejor día a día". Una vez termina el capítulo, cuando todos ya saben que es el hijo de Patricia Teherán, le cuestionan sobre su futuro y responde con naturalidad y respeto. Lo único que espera es que todo el país recuerde la voz de la mujer que, sin estar presente, lo acompaña en cada etapa de su vida. "No la recuerdo porque tenía cuatro meses el día de su muerte. Ella está en mi corazón y así será por siempre. Sin conocerla sé que fue una buena mujer", manifiesta antes de irse del hotel en Cartagena. Su padre es un tema difícil, él no habla de eso. La relación entre ellos dos la conocen solamente los implicados. Con la sonrisa que encarna su personalidad se despide con su mano derecha y confiesa:
"Espero hacer las cosas bien y dar lo mejor por mi familia. Sé quien soy y lo que quiero. Trabajé incansablemente por mis sueños". Yuris Alexander Teherán