“A mí me insultó García Márquez” era el epitafio que Fernando Gaitán iba a poner en su tumba. Lo decidió el día que el nobel lo llamó e insultó porque él (Gaitán) había incumplido una invitación importante que el escritor le había hecho para que asistiera a La Habana, Cuba, a una conferencia. Gabo se molestó tanto con Gaitán que lo llamó desde el carro privado de Fidel Castro, lo regañó muy fuerte y dejó de hablarle.
La relación entre el escritor y el guionista se arregló muchos años después en el primer Hay Festival, en Cartagena de Indias. Fernando se encontró ese día con el escritor, amigo e ídolo en la literatura, quien le dijo con una sonrisa caribeña – prométeme que ese puto epitafio no lo vas a poner. Eso nunca lo vayas a hacer Gaitán o no te vuelvo a hablar en la vida–. El epitafio de Gaitán se murió.
Fernando Gaitán fue el hombre que puso a los colombianos, a todos, a creer en su país. Café con aroma de mujer es la novela que rescató los valores nacionales en un momento en el que afuera hablaban mal de Colombia y adentro no había orgullo ni sentido de pertenencia por la tierra. Eran los años 90 y la referencia que había de Colombia era el narcotráfico, un presidente sin visa, el país descertificado, los jóvenes huyendo de la realidad nacional. No había fe y la novela que Gaitán escribió sobre un amor entre dos clases sociales diferentes logró unir al país, al punto que a las 8:00 de la noche todos los colombianos solo tenían un plan: ver cómo La Gaviota y Sebastián Vallejo luchaban por amarse.
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El libretista empezó a escribir a los 14, cuando aún no había terminado ni siquiera el bachillerato. Haber ganado un concurso literario en el colegio León de Greiff, a donde llegó después de haber pasado por varias instituciones de las cuales lo expulsaban por indisciplina, fue la puerta que lo llevó a hacer lo que más le gustaba: escribir e inventar historias.
Uno de los jurados del concurso fue Rafael Santos, quien era jefe de redacción de El Tiempo, y como premio lo llevaron a hacer prácticas de periodismo en el periódico. Ahí empezó como asistente, reporteaba y escribía crónica roja. Como él mismo lo contó en varias entrevistas, tenía que buscar muertos y sus historias en Medicina Legal y en los estrados judiciales. Fueron esas experiencias las que lo enamoraron de la crónica y el periodismo.
Un par de años después el libretista más famoso del país, Bernardo Romero Pereiro, buscaba talentos nuevos para que escribieran guiones de humor. Por recomendaciones el joven Gaitán, con unos 20 años fue una las fichas que Romero contrató.
“Yo no sabía nada de cómo escribir un libreto. Susana Vargas, que trabajaba para Bernardo, y quien me conocía de El Tiempo, me consiguió libretos viejos, de los que los actores botaban a la basura después de terminado un capítulo, los leí, aprendí algo de técnica y escribí un guion que a Bernardo Romero le gustó”, contó Gaitán en una entrevista radial a Caracol.
Después de aprender empíricamente el oficio y trabajar de la mano de uno de los hombres más reconocidos en la materia, creó varias historias hasta que su nombre empezó a sonar cuando escribió, junto al libretista Mauricio Navas la exitosa novela Azúcar.
Gaitán conoció la cima del éxito con la novela 'Café con aroma de mujer'. Sobre esta producción, que terminó vendiéndose a más de 60 países el mismo Fernando contó que esta idea, ya materializada en unos textos, duró guardada en un cajón por cinco años. Los productores, aunque querían usar el café como tema central, no creían mucho en la historia que Gaitán les había puesto en la mesa. Cuando Fernando volvió a mostrarla, pasados cinco años, y le dieron el aval para escribir los libretos ni el mismo Gaitán pensó en que esta sencilla historia de amor entre diferentes clases sociales iba a cambiar hasta la ideología del país. Fue una novela hecha para colombianos y terminó viéndose en el mundo entero.
Aunque el nombre de Fernando Gaitán ya tenía un peso importante y siguió creando producciones que tuvieron cierto reconocimiento, su otra novela estrella, que lo terminó de catapultar como uno de los mejore guionistas del país, 'Betty la fea', también duró guardada en un cajón por unos cinco años. Pasó lo mismo que con Café, los productores y empresarios no creyeron en el proyecto, pero cuando esta idea de Gaitán vio la luz, fue la producción que más éxito ha tenido no solo en el país, sino a nivel mundial. Esta novela tiene Guinness Récords por ser la más comercializada y exitosa en el mundo.
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Fernando Gaitán es uno de libretistas más premiados de Colombia. Con sus novelas se ha hecho merecedor del premio India Catalina (1994-1995-2000-2007) y de los premios Tv y Novelas (1994-2000-2007) y también recibió el Premio Brandon Tartikoff Legacy de la NATPE.
Gaitán llevaba más de tres décadas redefiniendo la televisión colombiana. Todas sus producciones exaltaban los valores de sus protagonistas, su secreto según lo contó, era hacer historias de amor, mezcladas con mucho humor y un poco de conflicto.
Este 29 de enero, a los 58 años, Fernando Gaitán, padre de tres hijos, hermano de dos mujeres y un hombre, hijo de Julio Enrique Gaitán y María Teresa Salom, hombre de muchos amigos y quien siempre tenía una sonrisa para ofrecer, falleció a causa un paro cardiorespiratorio antes de llegar a la Clínica El Country, en el norte de Bogotá. Fernando murió muy joven, aún tenía varios planes personales y laborales por realizar. Deja un vació grande en el país. Todo a su alrededor de su familia es tristeza e incertidumbre, lo único cierto es que su epitafio no dirá: “A mí me insultó García Márquez”.
El día que Gabo regañó a Fernando Gaitán
Mar, 29/01/2019 - 14:53
“A mí me insultó García Márquez” era el epitafio que Fernando Gaitán iba a poner en su tumba. Lo decidió el día que el nobel lo llamó e insultó porque él (Gaitán) había incumplido una