Una de las voces más escuchadas de la radio, con la que miles de colombianos han amanecido durante 27 años, estuvo acorralada a tal punto de tener que salir del país como alma que lleva el diablo. Pasó de ser un locutor reconocido a un forastero en España y Estados Unidos (2007-2008) que arrastró una garganta silenciada por el dolor y la incertidumbre.
Darío Arizmendi, antioqueño, periodista, empresario y amante de la vida, quiebra la voz cuando habla del peor día de su vida. Sus manos tiemblan cuando recuerda la llamada inesperada del presidente Virgilio Barco: "Tienes que irte porque no te quieren secuestrar... Quieren matarte y no podemos garantizar tu seguridad".
Arizmendi, que se formó en la Universidad de Navarra, llegó a Medellín para ser jefe de redacción de El Colombiano y fundador del diario El Mundo. Con dudas tendría que salir de la misma forma como aterrizó en suelo colombiano desde el viejo continente: sin saber qué sería de su futuro.
https://soundcloud.com/kienyke/dario-arizmendi-secuestro-amenaza-caracol-radio-bomba
Pablo Escobar y el Cartel de Medellín devoraban la economía colombiana. El único miedo del capo del narcotráfico era ser extraditado y por eso contactó periodistas, entre ellos a Darío, para que apoyaran la ley de no extradición.
Eran los ochenta y el comunicador ya tenía varios años en el país, pero negarse al pedido de Escobar lo dejó entre la espada y la pared. -Me salvé por cosas de la vida. Fueron unos tres intentos de asesinato, hasta uno con un carro bomba que fui avisado por un gobierno amigo y ofrecieron una recompensa de 1.000 millones de pesos. Cambiar de itinerario, llegar a horas diferentes y otras cosas del destino que pasaron me tienen vivo y hablando con usted-.
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Para un hombre que suele sonreír por cada tres palabras que menciona es difícil aceptar que la libertad de prensa en esa época se veía afectada, así como todo el país, por una guerra que cubrió y derramó sangre en cada rincón colombiano.
Entrevista con Darío Arizmendi
https://www.youtube.com/watch?v=bcjR58aveE0 Antes de regresar en secreto a Colombia, Darío estuvo seis meses trabajando en la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, Estados Unidos. "Me dijeron que volviera en silencio, que no le contara a nadie y que tuviera cuidado con mis salidas para no levantar sospechas". Arizmendi bebe agua aromática a sorbos lentos. Suelta el pocillo cuando enfatiza y no deja de mirar al techo cuando algún momento ahonda por su memoria. Encontrarse de frente con la muerte ha sido cotidiano para él, tanto como las entrevistas realizadas a todas las personalidades colombianas. Por sus micrófonos han pasado presidentes, deportistas, actores, modelos, entre otras profesiones que generan importancia mediática. La bomba a Caracol Radio, el 12 de agosto de 2010, fue una embestida perpetrada por las FARC. Cinco días antes Juan Manuel Santos había asumido la presidencia del país y el grupo guerrillero en ese momento quería dar un golpe para dar a entender que podían atacar cualquier punto del país, incluso el medio radial más importante. Darío recuerda que la bomba estalló a las 5:30 de la mañana. Los vidrios de su oficina quedaron destrozados mientras él se desplazaba por el edificio. Había llegado a la sede de Caracol tres minutos antes de que el explosivo detonara. "Me preocupaba la gente porque muchos trabajan aquí y en los alrededores. La señora que nos ayudaba con el oficio quedó traumatizada dos años. Tuvo pesadillas por el momento escabroso que vivimos", apuntó el periodista. En una de las entrevistas realizadas a Rodrigo Londoño 'Timochenko', el comunicador confesó haber perdonado al grupo guerrillero por el atentado que pudo acabar con su vida y la de cientos de colombianos. Lo más importante para el director de noticias de Caracol Radio es que la paz sea factible en Colombia."Creo en la paz y la apoyo. Viví la guerra y la pase mal... Por eso quiero un país mejor para mis hijos, los hijos de mis hijos y los hijos de todos los demás".Arizmendi es un líder de opinión. Querido por muchos y odiado por otros. Cada palabra que sale de su boca da de qué hablar entre los ciudadanos. No tener pelos en la lengua es lo que ha generado las amenazas de muerte y las críticas de algunos oyentes que acusan al periodista de segmentar la información. [single-related post_id="854583"] "No tengo Twitter ni nada de eso porque quiero ser feliz. Sé lo que dicen de mí en redes: que soy uribista, izquierdista, antipetrista, de todo. No estoy de ningún lado, simplemente espero como todos un futuro mejor". Darío confiesa que es partidario de "al pan pan y al vino vino". Si cree que algo está mal lo dice sin problemas, así sus afirmaciones puedan ser interpretadas como parcializadas por los oyentes. "Si tengo que decir algo lo digo; con Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras, Gustavo Petro, entre otros. No callo", señaló el comunicador.