Erika Zapata es una de las figuras más queridas y reconocidas en el mundo del periodismo colombiano. Con su carisma, estilo único y un cariz que la hace cercana al público, la comunicadora social y periodista se ha convertido en el rostro de Noticias Caracol en Medellín. Sin embargo, detrás de su éxito y visibilidad en los medios, hay una historia de resiliencia, de superación personal y de lucha contra las adversidades.
Desde hace cuatro años, Zapata es conocida por ser la reportera en Medellín, donde ha logrado destacar no solo por su labor informativa, sino también por su capacidad para conectar con la audiencia. Su presencia en redes sociales ha sido clave para expandir su alcance, permitiéndole interactuar de manera directa con sus seguidores. En sus reportajes, su manera de relatar las noticias con un toque personal y divertido ha provocado no solo admiración, sino también muchas sonrisas.
Sin embargo, su camino no ha sido fácil. En una reciente participación en el programa Monólogo sin propina, junto a los comediantes Frank Martínez, Chicho Arias y Adrián Parada, Erika abrió su corazón y reveló algunos de los momentos más difíciles de su vida. La periodista compartió con sinceridad el doloroso bullying que sufrió durante su época universitaria, un tema que pocas veces ha tocado públicamente.
"Me discriminaban, me decían cosas como ‘te va a ir como perro en misa’, y yo ya sabía que no tenía las herramientas para enfrentar esa situación", relató con emoción. La joven recordó que, en su segundo semestre de universidad, un episodio de humillación la marcó profundamente. "Me hicieron llorar mucho porque llevaba los mismos pantalones. Una compañera me dijo: ‘¿es que no tienes más pantalones?’ Yo le respondí que no, que los tenía repetidos, pero eso me dolió profundamente", compartió Zapata, visiblemente conmovida.
La herida del matoneo fue tan grande que incluso llegó a pensar en abandonar la universidad. "Llegué a mi casa llorando y le dije a mi papá que no quería regresar, que me estaban matoneando. Él me respondió: '¿cómo así Erika? Tú eres la esperanza de nosotros'. Eso me hizo reflexionar y, aunque no fue fácil, decidí continuar mi camino", recordó con nostalgia.
A pesar de haber superado esos difíciles momentos, la vida de Erika no ha dejado de sorprender a sus seguidores. A sus 28 años, la periodista aún guarda una costumbre que para muchos puede parecer curiosa: sigue durmiendo con su mamá. "Todavía duermo con mi mamá. Yo soy la única, nunca he sido capaz de dormir sola", confesó entre risas. Aunque ya tiene una vida profesional estable y un futuro prometedor, la joven siente que quedarse sola le genera temor. "A veces me quedo dormida allí sola, pero es porque no me doy cuenta. Es que me da miedo", dijo.
