La repentina partida de Sandra Reyes, a los 49 años, ha dejado una profunda consternación en el mundo de la televisión colombiana. Reconocida por sus memorables papeles en producciones como La mujer del presidente, Pedro el Escamoso y El cartel de los sapos, ella logró ganarse el cariño de miles de seguidores con sus interpretaciones que marcaron a varias generaciones de televidentes. Su fallecimiento, este primero de diciembre, puso fin a una carrera llena de éxitos, pero también dejó una última lección de fortaleza y amor por la vida.
En 2024, la actriz volvió a las pantallas interpretando uno de los personajes más emblemáticos de su carrera: Paula Dávila, la encantadora doctora de Pedro el Escamoso. La serie, que marcó un hito en la televisión colombiana a principios de los 2000, tuvo su regreso con una segunda temporada, y en ella, la actriz revivió aquel papel que tanto enamoró a los seguidores, especialmente a los fans de la química entre Paula y Pedro Coral, el protagonista interpretado por Miguel Varoni.
- Lea también: Hijo de Sandra Reyes comparte emotivo homenaje
Sin embargo, esta vez la Paula Dávila que vimos en la pantalla era diferente. El paso del tiempo le había dejado una huella visible, y su figura ya no era la de aquella mujer con el cabello rubio y las minifaldas que cautivaban a Pedro y a los televidentes. A pesar de los cambios, el personaje siguió siendo tan entrañable como siempre, reflejando la evolución de una mujer que, al igual que Sandra Reyes, había crecido y madurado.
A lo largo de los últimos meses de su vida, Sandra Reyes libró una batalla personal contra el cáncer de seno, una enfermedad que prefirió mantener en privado, alejada del ojo público. "Quiso dejar una imagen de una mujer alegre, libre, descomplicada y frentera ante la vida", comentaron cercanos a la actriz, quienes la describen como una persona decidida y fuerte, que no buscaba la lástima ni la compasión ajena.
En su lucha contra la enfermedad, la bogotana tomó la decisión de alejarse de los tratamientos médicos convencionales, optando por un enfoque más natural. Prefería no someter su cuerpo a las agresivas medicinas, y en lugar de ello, eligió disfrutar de sus últimos meses rodeada de su familia y en contacto con la naturaleza, un espacio que le brindaba paz y serenidad.
Sandra Reyes exigió intimidad
La intérprete tenía muy claro cómo quería que fuera su despedida. En sus últimos días, se encargó de planificar cada detalle de su funeral, asegurándose de que todo se cumpliera según sus deseos. Su solicitud fue que la ceremonia fuera completamente privada, sin exposición mediática, y rodeada de sus seres queridos más cercanos, un reflejo de su personalidad discreta y de su profundo amor por la intimidad.
Reyes también pidió que su cuerpo fuera trasladado a Ubaté, Cundinamarca, donde vivía junto a su hijo y otros familiares. Allí, en una finca rodeada de la belleza y tranquilidad del campo, ella fue despedida "en casa", tal y como lo había solicitado. La naturaleza, que tanto la acompañó durante su enfermedad, fue también el lugar elegido para su último descanso. Para ella, estar rodeada de árboles, montañas y el aire fresco de la tierra era una fuente de energía positiva, un refugio para su alma en medio de la tormenta.