La máquina creada está indicada para el hogar, e incluso “se puede usar como método de prevención, ya que el compresor permite inyectar aire caliente, efectivo para combatir el virus”.
Además el aparato está equipado con un sensor que indica con un pitido cuando la persona está respirando, por lo cual también funciona como un detector de signo vital, ya que dejará de sonar cuando no detecte inhalaciones.
Así lo explica el profesor Jorge Hernán Estrada Estrada, director del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Electrónica y Computación de la UNAL Sede Manizales, creador de este desarrollo.
El prototipo consiste en un compresor que inyecta flujo de aire con una presión de 20 o 30 pulgadas por cm2 de manera segura, sin altas presiones ni flujos que le causen daño al usuario.
Los respiradores mecánicos suministran aire a presión enriquecido con oxígeno, lo que mantiene vivo al paciente mientras las defensas del cuerpo hacen el proceso de desinflamar los pulmones, de ahí que sean tan importantes para tratar el coronavirus.
“Esta presión entra a los pulmones en la fase de inhalación, lo que asegura que no haya pérdidas, ya que si se inyecta cuando el paciente está exhalando este no recibe lo necesario para su recuperación”, detalla el profesor Estrada.
El prototipo tiene un sensor que detecta la más mínima inhalación del cuerpo para enviar el aire combinado con oxígeno, generando una perfecta sincronía entre la toma de aire y la descarga de presión.
Las personas infectadas con COVID-19 sufren de síntomas como tos seca, fiebre y dificultades respiratorias. Los datos preliminares indican que el 80 % de los pacientes tiene síntomas leves, pero que el 15 % puede tener síntomas graves y el 5 % críticos.
Son estos últimos pacientes quienes van al hospital y los que necesitarían el ventilador para tratar la neumonía. “El uso del respirador casero podría prevenir que el paciente se agrave y así no tendrían que acudir al hospital”, señala el docente.
Innovación con producción local
La máquina está conformada por un compresor de aire, que puede variar la presión hasta 50 libras por pulgada cuadrada; un controlador electrónico con una entrada de oxígeno, entrada de aire caliente y un sensor de flujo que es el que permite el sincronismo entre la inhalación y la inyección de la máquina. El prototipo permite inyectar el aire por una cánula que va directamente a la nariz, o por una máscara.
Los ventiladores no se producen en Colombia sino que se importan de países como Alemania, que cuentan con una fuerte industria biomédica. Con el cierre de fronteras aéreas estas transacciones se han convertido en un desafío.
El ventilador creado por el investigador Estrada se puede elaborar con materiales que ya existen o que se pueden fabricar en Colombia. “Un ventilador comercial de uso quirúrgico cuesta alrededor de 80 millones de pesos, mientras que nuestro prototipo, no invasivo, puede costar tan solo 800.000 pesos”.
El investigador ya está trabajando en las mejoras del equipo para lograr una inyección de oxígeno más puro a los pulmones.