En el epicentro de una controversia legal de magnitudes internacionales, Coca-Cola se encuentra en medio de un enfrentamiento con pueblos indígenas por el uso de la hoja de coca en sus productos. Esta disputa, que ha captado la atención de organismos regulatorios y defensores de derechos culturales, pone en tela de juicio la intersección entre la propiedad intelectual, el respeto cultural y las prácticas empresariales globales.
La hoja de coca, un elemento central en las tradiciones y prácticas de los pueblos indígenas andinos desde hace milenios, es ahora el foco de un conflicto legal que podría cambiar la manera en que Coca-Cola opera en la región. La controversia surge de la alegación de que Coca-Cola está utilizando este recurso ancestral sin el debido consentimiento de sus legítimos guardianes, los pueblos indígenas.
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David Curtidor, fundador y gerente de Cocca Nasa, una organización que busca proteger y promover el uso legítimo de la hoja de coca, ha sido un destacado vocero en este debate. En una reciente entrevista con Blu Radio, Curtidor explicó que "Cocca Nasa es un proyecto indígena y la idea inicial del proyecto es defender la hoja de coca integralmente". Según Curtidor, los pueblos indígenas tienen derechos exclusivos sobre la hoja de coca y su uso, lo que incluye tanto la planta como su nombre.
La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, la entidad encargada de la regulación de marcas y patentes en el país, está actualmente evaluando una solicitud que podría resultar en la retirada del nombre de la marca de Coca-Cola en países andinos, así como en Argentina y Chile, que también están cubiertos por el tratado sobre protección de marcas. Esta evaluación podría obligar a Coca-Cola a cesar el uso de la hoja de coca en sus productos en estas regiones.
"Quienes únicamente pueden usar la coca, la palabra y la planta misma, son los pueblos indígenas. Quien de manera externa intente utilizar la coca debe pedir permiso", enfatizó Curtidor. La implicación de este fallo no solo afectaría a la fórmula original de Coca-Cola en estos países, sino que también podría sentar un precedente en la protección de los derechos culturales y patrimoniales de los pueblos indígenas.
La disputa plantea interrogantes cruciales sobre los derechos de propiedad intelectual en relación con los recursos culturales. Los pueblos indígenas demandan un respeto y reconocimiento de su patrimonio cultural, mientras que Coca-Cola defiende su derecho a utilizar la hoja de coca como parte integral de su receta, argumentando que la hoja es un componente clave en la identidad histórica de la bebida.
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Este conflicto no solo refleja una lucha por los derechos de propiedad intelectual, sino también una mayor cuestión sobre cómo las grandes corporaciones interactúan y respetan las culturas originarias. La resolución de esta disputa podría tener implicaciones significativas no solo para Coca-Cola y los pueblos indígenas, sino también para el futuro de los derechos culturales y la ética empresarial a nivel global.