En el marco de un foro empresarial reciente, Alejandro Ramírez, presidente de la Cámara Colombiana del Cemento y el Concreto, y presidente de Cemex para Colombia y Perú, compartió con Kienyke.com su perspectiva sobre el futuro de la industria frente a las regulaciones ambientales que están tomando fuerza a nivel global.
El líder empresarial destacó la importancia de aprender de las experiencias de otros países para evitar errores costosos y aprovechar las oportunidades que surgen de la transición hacia una economía más sostenible.
Aprender de las experiencias internacionales
Según Ramírez, el objetivo principal de este foro fue recopilar lecciones aprendidas de otras naciones que ya han implementado impuestos al carbono y sistemas de bonos transables:
"Queremos entender qué ha funcionado, pero también qué no ha funcionado, para incorporar esas lecciones en las discusiones que se están dando en Colombia", afirmó. Este enfoque, según él, es esencial para evitar cometer los mismos errores que otros países han experimentado al intentar reducir las emisiones de CO2 sin considerar adecuadamente los efectos secundarios.
La preocupación por el impuesto al carbono
Una de las principales preocupaciones que Ramírez planteó durante la entrevista fue el impacto del impuesto al carbono, un tema central dentro de la Ley de Financiamiento que actualmente se está discutiendo en Colombia. Este impuesto, según el planteamiento actual, podría aumentar el costo del carbón en más de un 700% en comparación con los niveles actuales.
Para Ramírez, un incremento de esta magnitud podría generar un aumento significativo en la inflación de productos que dependen del carbón como fuente de energía, afectando no solo a la industria del cemento, sino a muchos sectores económicos del país.
Pero la preocupación no se detiene ahí. "Otro riesgo es la doble tasación", explicó Ramírez. Muchos países, como Chile y Australia, han implementado un impuesto directo al carbono, pero también han desarrollado mercados de bonos transables como una forma de mitigar las emisiones.
Sin embargo, en Colombia se está planteando una combinación de ambos mecanismos, lo que podría resultar en una doble tributación para las empresas, lo que aumenta la carga fiscal sin necesariamente lograr una reducción efectiva de las emisiones.
Cabe destacar que desde el 2016, Colombia implementó un impuesto al carbono, algo que solo contemplado 37 países en el mundo para el 2023, por lo que seguir en esta dirección para el Gobierno actual contribuye significativamente en la reducción de la contaminación del aire, evitando muertes por esta causa y genera ganancias de bienestar al mejorar los resultados de salud.
Impacto negativo en la industria: Ejemplos de Chile y Australia
Ramírez también mencionó que algunos países, como Chile y Australia, han tenido dificultades con altos impuestos al carbono. En el caso de Australia, por ejemplo, el país experimentó un aumento en las importaciones de cemento y clinker, lo que afectó directamente a la industria local.
"Las importaciones de cemento y clinker aumentaron en un 25%, lo que generó una inflación en los precios de la energía eléctrica del 9%", explicó Ramírez.
Además, un aspecto clave que se debe considerar es que, al importar productos de otros países, la huella de CO2 aumenta en lugar de disminuir debido a las emisiones generadas por el transporte de los productos: "En lugar de reducir las emisiones, se incrementan, lo cual es una paradoja", añadió discrepando de lo que han dicho algunos, incluyendo estudios del DNP que indican que un impuesto al carbono más alto reduciría las emisiones de CO2, aumentaría ingresos fiscales y subiría el PIB a largo plazo
Esta situación, según el líder empresarial, subraya la importancia de ser cautelosos al aplicar políticas que no solo afecten a la industria local, sino que también aumenten las emisiones globales al promover la importación de productos de otros países que no tienen las mismas regulaciones medioambientales.
El camino hacia un mercado de bonos transables
En cuanto a las soluciones propuestas, Ramírez se mostró optimista sobre el desarrollo de un mercado de bonos transables en Colombia.
Sin embargo, destacó que este proceso debe ser gradual y basado en las mejores prácticas observadas en otros países. "Lo que ha demostrado ser más efectivo es comenzar con un piloto, luego pasar a una fase de transición y finalmente establecer un mercado completo", explicó Ramírez, refiriéndose a los enfoques adoptados en Europa y Canadá, donde el sistema de bonos ha tenido un impacto positivo en la reducción de emisiones sin afectar de manera drástica a la industria.
El presidente de Cemex Colombia y Perú destacó que un mercado de bonos transables bien diseñado puede ofrecer incentivos para que las empresas reduzcan sus emisiones de manera progresiva, permitiendo a las industrias adaptarse sin que se vean obligadas a realizar grandes inversiones de inmediato. "Es importante entender que las industrias no pueden mejorar de la noche a la mañana; necesitan tiempo para hacer las inversiones necesarias", comentó.
La necesidad de una transición ordenada
El mensaje de Ramírez es claro: las políticas medioambientales deben ser implementadas de forma gradual y flexible para que las empresas puedan adaptarse sin que se pongan en riesgo los empleos ni se aumenten las importaciones. "Si no se tiene en cuenta el impacto en la competitividad, la industria puede verse obligada a reducir su producción, lo que genera desempleo y un aumento en las importaciones", advirtió.
Concluyó que el camino hacia una economía baja en carbono debe ser cuidadosamente planificado y debe incorporar las lecciones aprendidas de países que han pasado por el proceso de transición, especialmente en lo que respecta a los impuestos al carbono y los mercados de bonos transables.
Colombia, según Ramírez, tiene la oportunidad de aprender de los errores y aciertos de otras naciones para construir un modelo que sea sostenible tanto ambiental como económicamente.
En este contexto la lucha contra el cambio climático se intensifica a nivel mundial, por lo que el enfoque propuesto por Alejandro Ramírez subraya la importancia de aprender de las experiencias internacionales para evitar decisiones precipitadas que puedan tener efectos adversos en la economía y la industria local.
Un modelo que combine la sostenibilidad con el desarrollo económico de manera ordenada y gradual será clave para el futuro de la industria del cemento y del concreto en Colombia.
