La historia de la ministra de Educación, Aurora Vergara Figueroa, es de resiliencia y sacrificios. Nació en Cali, capital del Valle del Cauca, pues su familia se había trasladado desde el Chocó en búsqueda de mejores oportunidades.
Doña María Teresa Figueroa, su madre, decidió regresar con ella y su hermano menor, a su tierra natal, Istmina, Chocó, tras la confusa y aún no esclarecida muerte de su esposo, Don Aristóbulo Vergara. Luego de retornar a Istmina, Aurora Vergara ingresó a la Escuela Normal Superior Las Mercedes, donde a los 16 años se graduó con honores.
Gracias al premio Andrés Bello, que ganó por sus capacidades académicas, se trasladó a Cali para estudiar sociología en la Universidad del Valle. Después de mucho esfuerzo e inclusive de trabajar como empleada doméstica, logró culminar sus estudios y obtener una beca para estudiar inglés.
Posteriormente, uno de sus profesores le aconsejó aplicar a una beca de la Universidad de Massachusetts Amherst en Estados Unidos; Institución en la que realizó su doctorado y maestría. Finalmente, la Universidad de Harvard le otorgó una beca en su instituto de investigación W.E.B. Du Bois.
La actual ministra de educación es experta en Estudios de la Diáspora y en Estudios Latinos, Latinoamericanos y del Caribe. Ha sido profesora del Departamento de Estudios Sociales en la Universidad Icesi del 2012 al 2022 y al tiempo estuvo como directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF) desde el 2013.
Con el CEAF impulsó la investigación, la enseñanza, la innovación y la intervención pública en aspectos relacionados con la diáspora africana, la inclusión, la diversidad y la equidad. Ha dedicado su trabajo mayormente a los procesos de comunidades negras del Pacífico colombiano y la educación étnica. Fue en esos trabajos educativos que conoció a Francia Márquez y así, llegó al equipo de empalme como aliada de la vicepresidenta, con quien tiene una historia de vida entrelazada en algunos aspectos.
Por su disertación de doctorado que integra activismo y producción rigurosa de conocimiento fue galardonada con el premio Martin Diskin de Latin American Studies Association en 2014 (LASA). En el 2016 fue nominada como una de las 20 mejores líderes de Colombia por la Revista Semana y Fundación Liderazgo y Democracia.
Durante 2022, fue nombrada como viceministra de Educación Superior por el presidente Gustavo Petro. En febrero de 2023 Vergara reemplazó a Alejandro Gaviria como Ministra de Educación, posicionándose en el Chocó y enviando un poderoso mensaje de inclusión para esta tierra, olvidada por los gobiernos centralistas por decenios.
Aurora Vergara es autora de los libros ‘Demando mi libertad, Mujeres Negras y sus estrategias de resistencia en Nueva Granada, Venezuela y Cuba, 1700-1800’ (2018, Editorial Universidad Icesi); ‘Afrodescendant Resistance to Deracination in Colombia. Massacre at Bellavista-Bojayá-Chocó’ (2017, Palgrave Macmillan) y ‘Descolonizando mundos: aportes de intelectuales negras y negros al pensamiento social colombiano’ (2017, CLACSO).
La llegada de Aurora Vergara Figueroa al Ministerio de Educación Nacional es un homenaje a cada mujer negra que con esfuerzo y resiliencia hace un esfuerzo para que la educación sea esa fuerza transformadora para sus familias.
Transformar la educación
El ICETEX es un aliado importante en la construcción de la reforma a la educación, y a pesar de que muchos estudiantes hoy en día se ven a gatas para cumplir con las cuotas de sus créditos, la ministra Vergara y Mauricio Toro, presidente del Instituto, actualmente vienen revisando las medidas más adecuadas para el manejo de ese tema.
Un total de 2.083 jóvenes colombianos víctimas del conflicto armado, de los 32 departamentos del país, ya fueron beneficiados con créditos educativos condonables, a través del "Fondo de Reparación para el Acceso, Permanencia y Graduación en Educación Superior para la Población Víctima del Conflicto Armado en Colombia", en el cual participan otros aliados como la Agencia Atenea y la Unidad para las Víctimas.
Además, y como si fuera poco, logró que los colombianos que financian su educación superior mediante crédito con este organismo y se encuentran en etapa de pago, reciban automáticamente, reducción histórica, en la tasa de interés cobrado.
El histórico logró se produjo tras la aprobación, por parte del Congreso de la República, de la asignación de más $350.000 millones de pesos por concepto de cuentas inactivas, que el Ministerio de Hacienda entregará al ICETEX.
En cuanto al Programa de Alimentación Escolar - PAE, la ministra Aurora, conociendo de primera mano lo que significa estudiar pasando penurias, asignó $250 mil millones a 52 Entidades Territoriales Certificadas en Educación (gobernaciones y alcaldías) para cofinanciar la ejecución de este importante programa que beneficiará a más de 3.430.893 de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en dichos territorios hasta el final del calendario académico, entre los que se encuentra el departamento del Chocó.
La medida se tomó a través del Ministerio de Educación Nacional y de la Unidad de Alimentos para Aprender, en
su decidido interés por el bienestar de los niños y siguiendo las directrices del Presidente Petro, que en cumplimiento a lo estipulado en el Plan Nacional de Desarrollo "Colombia Potencia Mundial de la Vida".
Precisamente dentro de estas oportunidades para este territorio, está la convocatoria del Fondo para Población Víctima, que cerró inscripciones el pasado 18 de julio y brinda créditos condonables para estudios de pregrado.
Este programa destina crédito condonables a colombianos que estén certificados por el Registro Único del Fondo Víctimas -RUV- o sean reconocidos como tal en las Sentencias de Justicia y Paz, Restitución de Tierras, Jurisdicción Especial para la Paz o en las de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Como apoyo, otorga a cada beneficiario el valor semestral de la matrícula con un tope máximo equivalente a 11 salarios mínimos por semestre y una cuota de sostenimiento semestral de 1,5 salarios mínimos.
Así lo anunció la Ministra Vergara, mientras hacía entrega el pasado 12 de julio, de un cómodo local en Quibdó, donde funciona en estos momentos el Centro de Experiencia Presencial CEP, que atiende a más de 7 mil beneficiarios del Icetex en el Chocó.
Reescribir la historia
Yo podría seguir escribiendo por días sobre Aurora Vergara Figueroa y su gestión, frente a una cartera tan importante y coyuntural como la educación, en un país como el nuestro, ese mismo que ella sueña encaminar hacia una educación más equitativa, inclusiva y de calidad.
A propósito de transformar la educación, este martes 12 de septiembre, se radicará en el Congreso de la República, La Ley 30 de 1992, con la cual la ministra Vergara se la juega toda por una educación superior como derecho fundamental.
Las implicaciones de esta Ley son de gran trascendencia porque supera el nocivo discurso del “mérito” para lograr el acceso al sistema, discurso que desconoce las desventajas estructurales que rodean a las personas y que derivan de variables tanto endógenas (etnia, sexo, orientación sexual, género, discapacidades, entre otras) como exógenas, asociadas con los contextos espaciales y socioeconómicos. A su vez, esta reforma encamina el
sistema a la universalización y a la gratuidad, que será garantizada por el Estado social de derecho.
En ese sentido, se transita de un modelo mercantilista a uno centrado en el fomento de una educación crítica, puesta al servicio de los territorios y sustentada en el reconocimiento del pluralismo ideológico e intercultural, que tendrá en cuenta la universalidad de los saberes, la diversidad del territorio colombiano y la multiculturalidad del país.
En fin, grandes son los retos que tiene Aurora Vergara, en una cartera como la de educación, que constituye uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos.
Estoy seguro que ella está preparada para este desafío, no por algo, cuenta con una extraordinaria “asesora” como lo es Doña María Teresa, su madre, quien la espera cada noche para discutir los temas del día y con quien tiene una conexión súper especial y en quien confía a ojos cerrados, como cuando la disuadió de no ingresar al monasterio y más bien continuar su senda universitaria.
La religiosidad hubiera ganado muy seguramente una monja de lujo, pero Colombia y el mundo habría perdido a una académica y líder de las calidades y cualidades de Aurora Vergara, quien definitivamente está hecha para reescribir la historia.