Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, registró en las últimas tres semanas una agudización de la violencia traducida en aumento de homicidios que, en su mayoría, se deben a ajustes de cuentas en la disputa territorial de grupos delincuenciales, según las autoridades, que pidieron más presencia del Gobierno.
Durante estos días han perdido la vida 18 personas, la última de ellas una mujer identificada como Alejandra Camila Paredes, de 26 años, que fue acribillada por dos hombres que se movilizaban en una motocicleta. Esta muerte se suma a la masacre presentada el pasado fin de semana en la que tres hermanos fueron asesinados con arma de fuego.
En lo corrido de este año se han registrado 165 asesinatos en Norte de Santander, de los cuales 128 ocurrieron en Cúcuta.
Debido al incremento de los homicidios en la ciudad fronteriza la Policía Metropolitana de Cúcuta y la Alcaldía Municipal llevaron a cabo un consejo de seguridad para evitar más hechos sangrientos.
El alcalde de Cúcuta, Jairo Tomás Yáñez, indicó que los asesinatos presentados son por ajustes de cuenta del micro y narcotráfico.
"Cúcuta es muy vulnerable por nuestra condición de frontera, tenemos presencia en nuestro territorio de una población pendular de más de 68.000 personas diarias que pasan por la frontera y no contamos con la colaboración de Venezuela", lamentó Yáñez.
Asimismo, el mandatario local le hizo un llamado al presidente de Colombia, Gustavo Petro, solicitándole el aumento de pie de fuerzas y mejorar las capacidades de inteligencia.
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"La zona de frontera requiere de una mayor atención del Gobierno", indicó el edil, quien también aseguró que en las próximas horas darán a conocer los 22 cabecillas de las bandas criminales que están atentando con la seguridad de la capital departamental.
De acuerdo con la información del Instituto de estudios para el desarrollo y la paz (Indepaz), entre 2020 y 2023 han ocurrido 10 masacres en Cúcuta.
En la zona de frontera opera la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), actualmente en negociaciones de paz con el Gobierno; el Tren de Aragua, la banda criminal venezolana que se ha extendido a varios países suramericanos; y otras organizaciones, entre ellas disidencias de las FARC.
