Su nombre es Pedro pero todos lo llaman Pedrito y es muy conocido en el sector. Esta persona trabaja desde hace varios años entregando domicilios utilizando una bicicleta pequeña, que por cierto está en mal estado.
Por esta razón, Anderson niño decidió reunirse con varios amigos y darle un regalo a Pedrito que nunca olvidará. “Él no sabe la sorpresa que le vamos a dar”, bromean al inicio del vídeo. En este, aguardan a que Pedrito haga su aparición en la noche, en la esquina donde normalmente llega para conectarse en Rappi y hacer domicilios en el sector.
“Pedrito, ¿qué pasa con la bici?”, le preguntan al domiciliario. “Eso está como desajustado y no frena bien. Me toca bajarme porque me da miedo que siga derecho y me voy de jetas hermano”, responde con humildad Pedrito.
“¿Qué gana uno por domicilio?”, vuelven y le preguntan, a lo que el trabajador de Rappi responde: “está dura la situación, depende del pedido, de la hora”.
Ya con la confianza de Pedrito, le preguntan por tercera vez: “¿me va hacer un favor? Es que necesito unos guantes de látex de esos de los de siempre y unas pastillitas Vick para la garganta”. El mensajero muy amablemente les dice que sí. “De una, páseme la plata y yo voy, lo que necesiten”.
Tan pronto se fue, planearon la sorpresa: “cuando regrese de traer el pedido, le van a tapar los ojos y le vamos a dar una sorpresa que jamás olvidará”. Pedrito regresa, se baja de su bicicleta, abre su muchila de Rappi y les entrega los guantes y las pastillas que le habían encargado. También trata de entregarles la devuelta, pero le dicen que esa es la propina.
“Pedrito venga, no se vaya. Nosotros le tenemos una sorpresa, usted ha sido un bacán con nosotros, siempre ha estado ahí pendiente trayendo todo lo que necesitamos y usted siempre ha estado ahí, a la orden incondicionalmente”, le dicen antes de que suba a su bicicleta y retome su camino.
“Es una sorpresa con todo el corazón de parte de todo el equipo, de corazón. Esto tal vez le pueda ayudar en sus cosas, en su día a día. Tápese los ojos. Necesitamos que se tape los ojos. ¿Usted qué piensa que es?”, le preguntan mientras una mujer llamada Natalia le cubre los ojos con sus manos.
“Yo no sé, una cosa buena”, responde Pedrito con bastante curiosidad. “Es una compañera, usted necesita una compañera”, le bromean como si se tratara de una mujer a la que le van a presentar.
“¿Está listo? ¡Abra los ojos ya!”. En ese momento, Pedrito rompe en llanto al ver su nueva motocicleta, ideal para su tamaño, y cree que se trata de una broma. "Eso son de esos juegos o bromas de internet. No me ilusionen que eso es mucho", responde con cierta incredulidad, pues sabe que estas personas trabajan haciendo videos y contenido para redes sociales.
Pedrito se arrodilla, toca la moto y sigue llorando. Aunque sigue algo incrédulo, se monta en ella y va a darle una vuelta a su nueva moto. Muy agradecido, queda sin palabras. Sus amigos le entregan su mochila de Rappi y se va feliz, pues ya no debe arriesgar su vida en una bicicleta con problemas mecánicos, sino que ya cuenta con una moto para hacer más rápido su trabajo y mejorar sus ganancias.