Santa Marta sigue sufriendo por el agua. Las principales fuentes hídricas se está secando y a casas y hoteles el líquido que llega no es potable. Ni siquiera hirviéndola sirve para el consumo humano.
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Pese a ello la ciudad sigue creciendo en la industria hotelera. La jurisdicción suroeste de la ciudad se llena de nuevas edificaciones que serán tanto residenciales como turísticas, en playas que agradan mucho a los visitantes.
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Sin que esa expansión se contenga, y el agua no deje de agotarse, los samarios se preguntan qué solución puede ejecutarse en el menor plazo posible y dicha duda brota con más fuerza cuando comienzan las campañas políticas para la elección de nuevo alcalde en octubre próximo.
KienyKe.com consultó a uno de los primeros aspirantes a dicha administración, el conservador Rubén Darío Jiménez, quien sorprenderá en esta contienda por no tener maquinaria tradicional y experimentar un salto desde lo privado a lo público.
Su sentencia sobre la crisis del agua fue fulminante: “El barrio que tenga agua permanente en Santa Marta vive un milagro”, dijo.
También explicó su propuesta para atender a corto plazo el desabastecimiento y contó detalles sobre el frenazo en crecimiento industrial que afecta a la ciudad. Se refirió a descarados casos de corrupción.
-¿Qué motiva a un empresario que parece gozar de éxito en el sector privado, a saltar a la política, tan complicada y riesgosa?
La principal motivación es el servicio. Hoy hemos sido afectados por el problema de agua, saneamiento básico y en Santa Marta ha existido el divorcio entre lo público y lo privado. Eso causa muchos de los problemas de la ciudad. Mi propósito es que exista un matrimonio entre lo público y lo privado para nuestro distrito. Este escenario funcionó en Bogotá, Cali cuando tomaron las riendas de la ciudad, y en Barranquilla y Montería. Acá no hemos contado con esa fortuna porque a nadie le ha dado la inquietud de servir a la comunidad.
-¿Pero hasta ahora se decidió a dar el paso en ese servicio?
He participado desde afuera en el servicio, pero siento que quienes pasan a la historia no son los ciudadanos sino las personas que lideran la ciudad, ya sea para bien o para mal. Mi interés está en dejar un legado para las próximas generaciones.
Desde joven vengo sirviendo a Santa Marta. Al principio me dio temor, e incluso decidí en diciembre que no iba por la agresión que se ve en la política, como cuando atacan a tu familia. Hay una guerra sucia y oscura. El riesgo es alto: si pusiera en la balanza el escenario privado y el público, lo más sencillo o racional es quedarse uno en su empresa, tranquilo. Pero ¿qué pasaría para nuevas generaciones y el legado que dejaría? Mi filosofía es que la vida es un suspiro en medio de la eternidad. Si es así: ¿cuál será el legado que dejo en la tierra? Si tengo la oportunidad de servir desde el ejecutivo distrital, lo haré. El día de mañana me podré arrepentir de no haberlo hecho.
-Si estuvo a punto de desistir, ¿qué lo volvió a animar para ser candidato?
Lo decidí luego de ver el escenario de Santa Marta, que ninguno de los candidatos actuales cumplía las expectativas. Fue mi impulso para decir: vale la pena, llegó el momento de tomar las riendas de la ciudad, hay una coyuntura abierta, debemos aprovechar, y es bueno trabajar por la ciudad. Será un esfuerzo de cuatro años, que es un tiempo significativo haciendo las cosas bien, siendo responsable con los recursos, actuando con austeridad, siendo buen administrador de los recursos ajenos, porque son nuestros, y porque a veces los políticos creen que los recursos son la caja menor de ellos y no es así.
-¿De joven no tuvo ambición de ser político?
No, pero mi esposa, almorzando en Barranquilla hace nueve años, me dijo que iba a terminar -tarde o temprano- ejerciendo un cargo político. Sí hay algo de pasión, porque si no la hubiera no me metería. Estoy haciendo algo positivo, y de lo que doy recibo, porque si el otro es feliz, yo soy feliz.
-Comentaba usted que quiere romper la tradición oligárquica que ha gobernado a Santa Marta. ¿Cómo enfrentará esas maquinarias, si usted no las tiene?
En Santa Marta ya existe el voto de opinión. Es una fortuna para la ciudad y creo que no volveremos atrás. He sido enfático en decir no al mercantilismo de conciencia, que no vendan su voto. Lo último que se pierde es la dignidad, y la política lo primero que pervierte en las personas es su dignidad comprando las conciencias. Lo he manifestado públicamente y lo haré hasta el ultimo día: que la gente no se deje comprar la conciencia. Si votan por el que les compra la conciencia, para el politiquero ya hay un derecho a no cumplir. Estoy muy confiado y no me intimida la maquinaria.
-¿Qué tiene de conservador?
Tengo mucho. Me gustaron los ideales del partido en principios, valores y familia. Sus estatutos son familiares. Tengo más de 10 años felizmente casado, tengo dos hijos de 9 y 5 años de edad. Lo primero es la familia y de ahí sale todo: puede salir el delincuente o el profesional. Si consolidamos la familia como eje transversal de la comunidad, tendríamos una mejor sociedad.
-¿Es godo vieja escuela, pese a ser joven?
No, no soy godo. Soy Cristiano. Creo más en la teocracia que en la misma democracia. Si tomamos los principios fundamentales de la Biblia, y la encajamos dentro de la democracia, creo que puede funcionar. Lo que mejor funciona hoy día es la democracia, pero no es sistema perfecto. Personalmente creo más en los principios que son fundamentados en la base bíblica.
-Pero eso suena a godo…
No soy cerrado a otros partidos o ideas. Puedo compartir ideales con Cambio Radical, con el mismo partido Liberal; todos tienen cosas que rescatar, pero más que los partidos, considero las ideas. Dentro del Conservador hay diferentes corrientes ideológicas, y dentro del Liberal también. No soy vieja escuela.
-¿Por qué apoyó en las pasadas elecciones a un liberal, y hoy busca la misma alcaldía con el partido Conservador?
Porque pienso más en la persona y sus ideas que en el partido. Pienso más en la comunidad y no me amarro en la militancia de partido. Hoy soy conservador, pero si el día de mañana el directorio apoya a un delincuente, un criminal, ratero, y que atropelle a las personas, pues no los apoyo.
-¿Y porqué no se metió en la carrera a la Alcaldía por firmas?
El escenario por firmas es bueno, por la independencia, y malo. Malo por la gestión de recursos ante el gobierno central. Esa es la ventaja de los partidos fuertes: ayudan a gestionar recursos. Por eso me fui por un partido como el Conservador.
-Los conservadores son radicalmente opuestos a cualquier escenario de regularización de ciertas drogas para tratar de disminuir el problema que dicho fenómeno trae a una sociedad, incluso como la de Santa Marta, donde se mueven mercados negros de drogas. ¿No le suena nada la idea de regularizar o legalizar ciertas drogas?
No. cuando las cosas se vuelven lícitas y comunes tengo una teoría: lo que toleras se vuelve insensitivo y enseguida ley. Si yo tolero el alcohol, la droga, la prostitución, llega un momento en mi vida que lo veré natural. Si ese proceso lo hacemos, el día de mañana mi hijo me va a decir: “papá, es que el uso de drogas es legal y hay que respetarlo, yo me puedo fumar el tabaco de marihuana sin ningún problema”. Se da una sociedad mas degenerada y por eso soy enemigo de eso.
-¿Cuáles gobernantes o políticos colombianos admira y quisiera tomar de ejemplos?
Carlos Correa en Montería y Alejandro Char en Barranquilla. Son diferentes corrientes, no son ‘godos’ conservadores (Risas).
-La crisis del agua es un mal humanitario con el que carga Santa Marta. A veces el turista no lo ve, porque los hoteles parecen tener prioridad en abastecimiento de agua, pero el ciudadano nativo ¿paga los platos rotos?
La planta que abastece Santa Marta viene de Mamatoco. Pero lo que abastece Gaira y al Rodadero (principal centro turístico) es la planta del Roble. Esta planta tiene la bondad de que puede producir agua para la zona turística. La planta Roble tiene beneficios mayores para la parte turística. El turismo no se ha visto afectado por el agua.
-¿Y para el resto de la población se ve alguna solución? ¿Si usted fuera alcalde, qué haría?
Soy de la filosofía de construir sobre lo construido. Hay solución a corto y largo plazo. El gobierno distrital hizo estudios con la Universidad de los Andes, el 14 de julio del año pasado, en los que definieron tomar el agua del río Toribío y Córdoba para en el largo plazo conectarlo con el Magdalena y abastecernos. Esa sería a largo plazo. El primer mes que sea alcalde, importaré una planta desalinizadora para proveer a la ciudadanía mientras se construye un colector para los ríos Toribío y Córdoba, que puede tomar entre 2 y 3 años. Hay recursos para eso. Una sola planta abastecería lo que falta a la ciudad.
-Metroagua, la empresa que provee de servicio de acueducto y alcantarillado a Santa Marta, depende de una concesión cuyo mayor accionista es la española Inassa. La concesión acaba en 2017 en medio de escándalos por el mal servicio en abastecimiento de agua, del que todos somos testigos. Usted qué haría: ¿La concesión con la empresa española hay que acabarla o renovarla?
Acabarla si es posible antes de 2017. No soy enemigo de las concesiones pero estas deben estar bien estructuradas para beneficio de los ciudadanos y la ciudad. Haría que la participación mayoritaria sea del distrito, que agarre las riendas del servicio publico y bienvenida la inversión. Incluso pensaría en compañías como Empresas Públicas de Medellín.
-Los pozos sirvieron como inicial atenuante de la crisis, pero no consiguieron todo el resultado. ¿Hay que acabarlos?
Tenemos el problema de que el agua salada ha venido afectando los acuíferos dulces, o pozos. Son aguas subterráneas y cada vez que se perfora un pozo, el agua salada los contamina. No se puede hacer un pozo más. Cuando tengamos la planta con los ríos Toribío y Córdoba, lo ideal sería anular algunos pozos, al menos diez. Mantener pozos para emergencias, pero no depender de ellos.
-¿La situación por el agua es tan difícil?
Un barrio o casa con agua es un milagro en Santa Marta, en los sectores populares. A algunos les llevan agua una vez a la semana. Y el agua que les llevan es contaminada por la sal. Hay que tener alberca, tanques, y todos deben comprar agua en bolsa para cocinar.
-El escándalo Drumond aún está reciente, y se supone que hubo soluciones inmediatas para evitar la contaminación de carbón sobre el mar. Pero hay quienes dicen que aún se contamina con polvillo sobre las aguas.
Avanzamos y se corrigieron las barcazas en el agua. Es un avance del 80%. El carbón se transporta por bandas transportadoras, que son domos cubiertos y no contaminan el mar. Es un avance, no soy enemigo del desarrollo de la ciudad sin afectar el medio ambiente. Es una empresa que genera tantos empleos directos, indirectos para la economía, que hay que ajustarlo, para conservar el medio ambiente y no acabar la empresa privada.
-¿Por qué la industria no avanza en Santa Marta y se vuelven dependientes del turismo?
Porque le han cerrado las puertas.
-¿Quién?
Los gobiernos anteriores. El actual no les ha cerrado las puertas, pero tampoco las abre.
-¿Cómo cierran puertas?
Aquí hay sorpresas. Para Santa Marta venían industrias y les pidieron dinero. Entonces se van a otras ciudades. No se han brindado las condiciones para que haya inversión nacional y extranjera.
-A qué se refiere con “pedir plata”…
La palada, la mermelada.
-¿Cómo incentivaría usted la inversión?
Habría que hacer un trabajo con exención de impuestos de industria y comercio. Les propondría hacer la exención por 10 años y que, mientras tanto, paguen el predial.
-¿Ha pensado en cómo Santa Marta participaría en un eventual posconflicto, por ejemplo, con oportunidades para los reinsertados?
Hoy no existe un programa para reinsertados y la pregunta es: ¿cuáles van a ser las garantías para ellos? No conocemos nada del proceso de paz, y si no conocemos el problema, ¿cómo vamos a dar la solución? Partiendo de que sí haya proceso de paz, el punto es cuáles son las condiciones de ese proceso para los reinsertados.
-¿Y para atender el resto de la problemática de empleo?
Traer inversión nacional, industrias, aprovechar la posición geográfica, atacar fuertemente el servicio. Como Barcelona, que vivió de la industria y hoy vive del turismo. Apostarle no solo a temporadas altas, sino todos los días del año.
-¿Y la propuesta para educación?
Hay modelos que funcionan en Colombia. Hay un modelo particular del colegio Liceo Campo David en Bogotá, estrato dos. Quedó de sexto a nivel nacional de nuevo y es modelo. La tasa de deserción en ese colegio es nula, y acá en Santa Marta es del 54%, y allí no existe matoneo. En Liceo Campo David son campeones en química, física y matemáticas desde 2007. Su plataforma me gusta mucho, con principios y valores: enseñan el respeto a estudiantes, y eso es ley. Son inclusivos con padres y parientes; las tareas vinculan igual a padre e hijo. Dan bonificaciones por competencias, hay actividades lúdicas. Y tengo una frase: si la llave funciona, ¿para qué cambiarla?. Está probado y sería implementar lo que ya resultó en ese colegio en Bogotá.
-Si estuvo a punto de desistir, ¿qué lo volvió a animar para ser candidato?
Lo decidí luego de ver el escenario de Santa Marta, que ninguno de los candidatos actuales cumplía las expectativas. Fue mi impulso para decir: vale la pena, llegó el momento de tomar las riendas de la ciudad, hay una coyuntura abierta, debemos aprovechar, y es bueno trabajar por la ciudad. Será un esfuerzo de cuatro años, que es un tiempo significativo haciendo las cosas bien, siendo responsable con los recursos, actuando con austeridad, siendo buen administrador de los recursos ajenos, porque son nuestros, y porque a veces los políticos creen que los recursos son la caja menor de ellos y no es así.
-¿De joven no tuvo ambición de ser político?
No, pero mi esposa, almorzando en Barranquilla hace nueve años, me dijo que iba a terminar -tarde o temprano- ejerciendo un cargo político. Sí hay algo de pasión, porque si no la hubiera no me metería. Estoy haciendo algo positivo, y de lo que doy recibo, porque si el otro es feliz, yo soy feliz.
-Comentaba usted que quiere romper la tradición oligárquica que ha gobernado a Santa Marta. ¿Cómo enfrentará esas maquinarias, si usted no las tiene?
En Santa Marta ya existe el voto de opinión. Es una fortuna para la ciudad y creo que no volveremos atrás. He sido enfático en decir no al mercantilismo de conciencia, que no vendan su voto. Lo último que se pierde es la dignidad, y la política lo primero que pervierte en las personas es su dignidad comprando las conciencias. Lo he manifestado públicamente y lo haré hasta el ultimo día: que la gente no se deje comprar la conciencia. Si votan por el que les compra la conciencia, para el politiquero ya hay un derecho a no cumplir. Estoy muy confiado y no me intimida la maquinaria.
-¿Qué tiene de conservador?
Tengo mucho. Me gustaron los ideales del partido en principios, valores y familia. Sus estatutos son familiares. Tengo más de 10 años felizmente casado, tengo dos hijos de 9 y 5 años de edad. Lo primero es la familia y de ahí sale todo: puede salir el delincuente o el profesional. Si consolidamos la familia como eje transversal de la comunidad, tendríamos una mejor sociedad.
-¿Es godo vieja escuela, pese a ser joven?
No, no soy godo. Soy Cristiano. Creo más en la teocracia que en la misma democracia. Si tomamos los principios fundamentales de la Biblia, y la encajamos dentro de la democracia, creo que puede funcionar. Lo que mejor funciona hoy día es la democracia, pero no es sistema perfecto. Personalmente creo más en los principios que son fundamentados en la base bíblica.
-Pero eso suena a godo…
No soy cerrado a otros partidos o ideas. Puedo compartir ideales con Cambio Radical, con el mismo partido Liberal; todos tienen cosas que rescatar, pero más que los partidos, considero las ideas. Dentro del Conservador hay diferentes corrientes ideológicas, y dentro del Liberal también. No soy vieja escuela.
-¿Por qué apoyó en las pasadas elecciones a un liberal, y hoy busca la misma alcaldía con el partido Conservador?
Porque pienso más en la persona y sus ideas que en el partido. Pienso más en la comunidad y no me amarro en la militancia de partido. Hoy soy conservador, pero si el día de mañana el directorio apoya a un delincuente, un criminal, ratero, y que atropelle a las personas, pues no los apoyo.
-¿Y porqué no se metió en la carrera a la Alcaldía por firmas?
El escenario por firmas es bueno, por la independencia, y malo. Malo por la gestión de recursos ante el gobierno central. Esa es la ventaja de los partidos fuertes: ayudan a gestionar recursos. Por eso me fui por un partido como el Conservador.
-Los conservadores son radicalmente opuestos a cualquier escenario de regularización de ciertas drogas para tratar de disminuir el problema que dicho fenómeno trae a una sociedad, incluso como la de Santa Marta, donde se mueven mercados negros de drogas. ¿No le suena nada la idea de regularizar o legalizar ciertas drogas?
No. cuando las cosas se vuelven lícitas y comunes tengo una teoría: lo que toleras se vuelve insensitivo y enseguida ley. Si yo tolero el alcohol, la droga, la prostitución, llega un momento en mi vida que lo veré natural. Si ese proceso lo hacemos, el día de mañana mi hijo me va a decir: “papá, es que el uso de drogas es legal y hay que respetarlo, yo me puedo fumar el tabaco de marihuana sin ningún problema”. Se da una sociedad mas degenerada y por eso soy enemigo de eso.
-¿Cuáles gobernantes o políticos colombianos admira y quisiera tomar de ejemplos?
Carlos Correa en Montería y Alejandro Char en Barranquilla. Son diferentes corrientes, no son ‘godos’ conservadores (Risas).
-La crisis del agua es un mal humanitario con el que carga Santa Marta. A veces el turista no lo ve, porque los hoteles parecen tener prioridad en abastecimiento de agua, pero el ciudadano nativo ¿paga los platos rotos?
La planta que abastece Santa Marta viene de Mamatoco. Pero lo que abastece Gaira y al Rodadero (principal centro turístico) es la planta del Roble. Esta planta tiene la bondad de que puede producir agua para la zona turística. La planta Roble tiene beneficios mayores para la parte turística. El turismo no se ha visto afectado por el agua.
-¿Y para el resto de la población se ve alguna solución? ¿Si usted fuera alcalde, qué haría?
Soy de la filosofía de construir sobre lo construido. Hay solución a corto y largo plazo. El gobierno distrital hizo estudios con la Universidad de los Andes, el 14 de julio del año pasado, en los que definieron tomar el agua del río Toribío y Córdoba para en el largo plazo conectarlo con el Magdalena y abastecernos. Esa sería a largo plazo. El primer mes que sea alcalde, importaré una planta desalinizadora para proveer a la ciudadanía mientras se construye un colector para los ríos Toribío y Córdoba, que puede tomar entre 2 y 3 años. Hay recursos para eso. Una sola planta abastecería lo que falta a la ciudad.
-Metroagua, la empresa que provee de servicio de acueducto y alcantarillado a Santa Marta, depende de una concesión cuyo mayor accionista es la española Inassa. La concesión acaba en 2017 en medio de escándalos por el mal servicio en abastecimiento de agua, del que todos somos testigos. Usted qué haría: ¿La concesión con la empresa española hay que acabarla o renovarla?
Acabarla si es posible antes de 2017. No soy enemigo de las concesiones pero estas deben estar bien estructuradas para beneficio de los ciudadanos y la ciudad. Haría que la participación mayoritaria sea del distrito, que agarre las riendas del servicio publico y bienvenida la inversión. Incluso pensaría en compañías como Empresas Públicas de Medellín.
-Los pozos sirvieron como inicial atenuante de la crisis, pero no consiguieron todo el resultado. ¿Hay que acabarlos?
Tenemos el problema de que el agua salada ha venido afectando los acuíferos dulces, o pozos. Son aguas subterráneas y cada vez que se perfora un pozo, el agua salada los contamina. No se puede hacer un pozo más. Cuando tengamos la planta con los ríos Toribío y Córdoba, lo ideal sería anular algunos pozos, al menos diez. Mantener pozos para emergencias, pero no depender de ellos.
-¿La situación por el agua es tan difícil?
Un barrio o casa con agua es un milagro en Santa Marta, en los sectores populares. A algunos les llevan agua una vez a la semana. Y el agua que les llevan es contaminada por la sal. Hay que tener alberca, tanques, y todos deben comprar agua en bolsa para cocinar.
-El escándalo Drumond aún está reciente, y se supone que hubo soluciones inmediatas para evitar la contaminación de carbón sobre el mar. Pero hay quienes dicen que aún se contamina con polvillo sobre las aguas.
Avanzamos y se corrigieron las barcazas en el agua. Es un avance del 80%. El carbón se transporta por bandas transportadoras, que son domos cubiertos y no contaminan el mar. Es un avance, no soy enemigo del desarrollo de la ciudad sin afectar el medio ambiente. Es una empresa que genera tantos empleos directos, indirectos para la economía, que hay que ajustarlo, para conservar el medio ambiente y no acabar la empresa privada.
-¿Por qué la industria no avanza en Santa Marta y se vuelven dependientes del turismo?
Porque le han cerrado las puertas.
-¿Quién?
Los gobiernos anteriores. El actual no les ha cerrado las puertas, pero tampoco las abre.
-¿Cómo cierran puertas?
Aquí hay sorpresas. Para Santa Marta venían industrias y les pidieron dinero. Entonces se van a otras ciudades. No se han brindado las condiciones para que haya inversión nacional y extranjera.
-A qué se refiere con “pedir plata”…
La palada, la mermelada.
-¿Cómo incentivaría usted la inversión?
Habría que hacer un trabajo con exención de impuestos de industria y comercio. Les propondría hacer la exención por 10 años y que, mientras tanto, paguen el predial.
-¿Ha pensado en cómo Santa Marta participaría en un eventual posconflicto, por ejemplo, con oportunidades para los reinsertados?
Hoy no existe un programa para reinsertados y la pregunta es: ¿cuáles van a ser las garantías para ellos? No conocemos nada del proceso de paz, y si no conocemos el problema, ¿cómo vamos a dar la solución? Partiendo de que sí haya proceso de paz, el punto es cuáles son las condiciones de ese proceso para los reinsertados.
-¿Y para atender el resto de la problemática de empleo?
Traer inversión nacional, industrias, aprovechar la posición geográfica, atacar fuertemente el servicio. Como Barcelona, que vivió de la industria y hoy vive del turismo. Apostarle no solo a temporadas altas, sino todos los días del año.
-¿Y la propuesta para educación?
Hay modelos que funcionan en Colombia. Hay un modelo particular del colegio Liceo Campo David en Bogotá, estrato dos. Quedó de sexto a nivel nacional de nuevo y es modelo. La tasa de deserción en ese colegio es nula, y acá en Santa Marta es del 54%, y allí no existe matoneo. En Liceo Campo David son campeones en química, física y matemáticas desde 2007. Su plataforma me gusta mucho, con principios y valores: enseñan el respeto a estudiantes, y eso es ley. Son inclusivos con padres y parientes; las tareas vinculan igual a padre e hijo. Dan bonificaciones por competencias, hay actividades lúdicas. Y tengo una frase: si la llave funciona, ¿para qué cambiarla?. Está probado y sería implementar lo que ya resultó en ese colegio en Bogotá.
