Con ocasión de una generosa invitación que me hizo el periodista de Caracol Radio Herbin Hoyos Medina la semana pasada, para participar en su programa Colombia Universal Reportajes, tuve la oportunidad de esclarecer algunos temas sobre la famosa Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, porque de la masacre del HK 1803 que 22 años y medio después permanece en la impunidad, también revelé algunas verdades.
El programa que fue el viernes pasado de 11 de la noche a 5 de la mañana. En su mesa de trabajo estuvieron invitados ilustres y otros que no lo son tanto. Básicamente íbamos a hablar de la otra cara de la Ley 1448 de 2011; es decir, de quienes fuimos revictimizados por la norma, tanto por sus fechas como por su definición excluyente y discriminatoria del concepto víctimas. Entre los participantes había líderes y víctimas presenciales y vía telefónica.
Al llegar a la emisora al lugar de registro para ingresar a los estudios, me encontré con la sorpresa de ver en la lista de invitados el nombre de Carmen Palencia. Sí. Suena escalofriante y tétrico, pero era ella, la terrorista del EPL Carmen Palencia. En ese momento pensé: “va a estar movido el programa”. Esta seudodefensora de Derechos Humanos, tuvo democráticamente un asiento entre el representante de víctimas de las guerrillas y el autor, en las instalaciones radiales de la Cra. 7 con 67 en Bogotá D.C.
El artículo tercero de la ley de víctimas, gracias a la divina intervención de Roy Barreras en el último debate al momento de la votación en Plenaria de Senado, quedó con la frase “ocurridas con ocasión al conflicto armado interno”, que entre otras cosas a mi juicio es uno de los vicios de forma que tiene la norma. Esto, porque algo tan determinante ha debido ser propuesto durante el debate legislativo en sus orígenes y no al momento de votarla a pupitrazos. Pero no asombra, pues el terrorismo político pulula en el sagrado templo de la democracia y en las altas cortes.
Pues bien, para adentrarnos en esta historia de vivir de nuevo frente a frente la experiencia del discurso cobarde y mentiroso de un comunista, con la mirada enclavada en los ojos del victimario, que en este caso fue Sor Carmencita, debo comenzar por descubrir ante ustedes quién es la líder de la ONG Tierra y Vida que hoy posa de víctima y da cátedra de moralidad. ¡Ah! y que según ella por su gran sentir social y su formación ética y recta podría haber sido novicia, ya que estudió en un colegio de monjas. Esta monja voladora, pero voladora de oleoductos, puentes, escuelas y comandos de policía fue guerrillera militante del EPL, una de las organizaciones más sanguinarias de ideología marxista-leninista que tenía como misión proletarizar a los agricultores, a través del miedo, la sangre y la expoliación de terrenos.
La Hermana Palencia llegó a la región de Urabá en la década de los años 80, en el marco de la estrategia de consolidación y fortalecimiento del EPL.
Hizo parte del Frente Popular y varios de sus familiares, caso Aristóbulo y Plinio Cabrales, eran miembros de las milicias del EPL e incluso hicieron parte del Movimiento Recuperadores de Tierras, que esta organización ilegal creó para despojar a los propietarios legítimos de sus predios. Estamos hablando aproximadamente de unas 30.000 hectáreas mal contadas, entre 1984 y 1989.
Lo anterior sin contar con la invasión de La Chinita que fue posterior a la desmovilización del EPL y de la cual se habló el 2 de marzo pasado en periódico El Tiempo.
En 1984, cuando el EPL arremetía en su estrategia de recuperadores de tierras en el sector de Nueva Colonia, Currulao y San Jorge (Municipio de Turbo,Antioquia), Carmencita con su compañero permanente Luis Gómez hizo parte, con varios de sus familiares, de un grupo de 43 familias que invadió el predio La Niña (Urabá), de propiedad de la sociedad Emilio Hasbun y Cía S.C.A. En síntesis, la hermanita de la caridad y enfermera Palencia al igual que las 42 familias restantes, se han beneficiado y han gozado del despojo propiciado por su grupo terrorista; en plata blanca, son victimarios de la familia legítima propietaria.
La guerrillera hizo parte del EPL, en la mencionada época y se desempeñaba como enfermera. En esa guerra a sangre y fuego con las Farc por el control del territorio, fincas bananeras, pueblos y sindicatos, contribuyó mucho en la recuperación de heridos, resultantes de las pugnas a muerte por la tierra.
Cuando el EPL se desmovilizó, varios miembros de la familia de Carmen no se desmovilizaron y por más intensas que fueron las propuestas de desmovilización, finalmente no lo hicieron.
Posterior al proceso de desmovilización, Carmen Palencia se benefició de los programas a los que se comprometió el Gobierno Nacional, motivo por el cual logró terminar sus estudios académicos.
Esta mujer que sin duda es de las entrañas del EPL, muy activa militante y camarada colaboradora, en sus épocas de estudio, sufrió un supuesto atentado y digo supuesto, porque no iba dirigido en su contra, sino contra quién estaba a su lado: un desmovilizado del EPL. Este otro terrorista era también estudiante. Cuenta la verdadera historia, que a ella le tocó vivir este episodio por estar ahí casualmente, más no era el objetivo del ataque. A su compañero lo mataron y ella estuvo en coma un tiempo. Este atentado lo propiciaron y ejecutaron las milicias del proyecto político militar de las Farc, en la guerra que le declararon a los desmovilizados del EPL, por considerarlos traidores de la causa revolucionaria. Carmen en este capítulo de su vida –como en casi todos– siempre ha distorsionado la verdad, aduciendo que fueron los paramilitares quienes quisieron acabar con su vida, no obstante estar este caso particular esclarecido en la Unidad Nacional de Fiscalías para la Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación.
Para esa época en la persecución de las Farc contra el EPL, aquella guerrilla también dio cuenta de la vida de simpatizantes del grupo terrorista al cual pertenecía Carmen Palencia, en su brazo Frente Popular. Aquí podemos mencionar al Sindicato de Trabajadores del Agro (Sintagro), que para 1988 quedó sin personería jurídica y luego se conoció como Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro).
¡Pobre Urabá! Para redondear estas líneas vale la pena decir, que como lo han desarrollado, hoy se ve el ámbito de control de estos maoístas, de pensamientos sectarios y de extrema izquierda. Están de vuelta en la casa patronal. Esta vez están aquí para quedarse y más peligrosos que nunca: disfrazados y camuflados de víctimas. Abrazo cálido. Seguimos trabajando. #nomasmentiras