Nada que hacer: nos quedamos sin estrellas

Gravísimo, catastrófico para los periodistas del entretenimiento. Si algo reveló la última edición de la entrega de los Premios T.V. y novelas en su versión veinticinco, sus bodas de plata, es que esta especialización de la información se quedó sin luminarias u estrellas como decimos o, mejor famosos y famosas porque quienes aparecieron por esos escenarios ya lucen bastante añejos. Y no me refiero específicamente al talento, porque ni más faltaba entre más experiencia aumenta el conocimiento, sino la ausencia de mujeres y hombres impactantes generadores de grandes emociones entre los presentes, especialmente aquellos agolpados en las tribunas viendo desfilar a sus ídolos en la “red carpet” o, mejor tapete rojo. Valga reconocer el entusiasmo despertado por el joven youtuber Sebastián Villalobos gracias a su manejo en las redes y ¡claro! a su participación en el reality “Bailando con los famosos” del cual salió antes de tiempo por otras ocupaciones, pero que sea precisamente el prototipo del galán nada que ver. No mide más de 1.70, tampoco posee cuerpo piscinero, mucho menos ojo azul o cabello rubio ni sonrisa de dentrífìco, por lo demás entró el diablo y no encontró de dónde escoger. Cómo estaremos de graves que ni siquiera las maduras y finnes Amparito Grisales y Margarita Rosa de Francisco “lograron calentar los corazones de las graderías” y eso que ellas son la más brillantes estrellas de nuestra galaxia y siguen mandando en los televidentes colombianos así no aparezcan ya casi en la cajita mágica de los hogares Colombianos. Y eran las más famosas. Incluso el super-presente Carlitos Vives, más que vigente porque “volví a nacer” entusiasmo al respetable y eso que era la supernova de la noche. Homenaje a sus veinticinco años de carrera musical y actoral pero tampoco despertó el frenesí de otras épocas. El tiempo pasa, sí señores y nos volvemos viejos como en la canción. La otrora consentida reina de los Colombianos Paola Turbay paso sin pena ni gloria, entre los cuchicheos se alcanzar a escuchar –¿pero está nominada en alguna categoría? Por lo menos en T.V y Novelas de Colombia no. Debe ser en los Oscar de Hollywood. Y ni qué decir de Karen Martínez, actriz, presentadora, reina de belleza hace ya algunos años a quién la gente no reconoció así fuera la esposa de Juanes, es que el paisa también anda bastante alejado de nuestros escenarios hace un buen tiempo. Sí, la farsándula Colombiana está húerfana de luminarias, luminarias; porque afortunadamente nos reencontramos con “talentos” de la actuación muy alejados de la lentejuela del show – bussines como el señor actor Gustavo Angarita, el patriarca de la “Casa de las dos palmas”, esa obra maestra de las producciones nacionales quien fue como cualquier hijo de vecino a recibir su reconocimiento a las cincuenta años de su carrera actoral, sin smoking, frac, pajarita a algunos de esos adminículos exigidos para estas ocasiones de lentejuelas. O la señora Judy Henríquez, mis respetos a la “Señora Isabel” y el resto de personajes a las cuales Judy le ha dado vida en la pantalla chica y una que otra actriz con pergaminos similares. Los demás pura fachada. Sonrisa postiza, ademanes de pasarela, posse de grandes figuras con los pies de barro, intermitentes buscando vitrina para conseguir trabajito nada más. Pero todos vacíos sin alma, sin esencia y muchísimo menos con la garra para reemplazar a nuestras eternas divas Amparito y la Mencha. ¿Que le vamos a hacer? Por ahora nos tocará conformarnos con el eterno Norberto el estilista y los remedos de Franklyn Ramos y Leonardo Maldonado que se aparecen hasta en la corrida de un catre como dice la sabiduría popular y quieren brillar más que sus protegidas sin tener ningún mérito. Nos tocó a los periodistas del entretenimiento volver a trabajar como cuando comenzamos: haciendo estrellas con la poca materia prima existente o sino apagá y vámonos. Así no hay quién alumbre. Porque los dinosaurios no lo hacen.