Nadie que haya nacido entre los cincuenta y los años cercanos al dos mil podría afirmar no conocerla. Incluso, es posible que cada persona en condiciones económicas de tener un televisor o de ir al cine haya visto al menos una de sus películas. Su talento es tan grande e indiscutible que nadie podría afirmar, cuanto menos, que hasta en sus peores momentos ha hecho que malas películas parezcan buenas. Como decía un conocido: si no fue buena teniendo a Meryl Streep es porque en definitiva es muy mala película.
Su talento es tan alabado a nivel mundial que no hay lista de actrices vivas que no incluyan su nombre como una de las mejores, y muestra de ello son sus 17 nominaciones a los Premios de la Academia (Óscar), 26 al Globo de Oro, 14 al BAFTA, 13 al SAC y tres al Emmy. Entre otras cosas, en el Óscar es la actriz con más nominaciones en la historia, cinco más que Jack Nicholson y Katherine Hepburn que le siguen empatados en segundo lugar. La cuestión entonces es ¿por qué se le hizo tan difícil conquistar su último premio?
De hecho, en los años recientes, posiblemente entre el 2002 y el 2012, no hubo ceremonia de entrega de los Óscar donde el cómico de paso como presentador no hiciera chistes sobre ella. Parece entonces que haber ganado, hasta el año anterior, sólo dos Óscar de 16 posibles la convirtió no en la gran ganadora sino en la perdedora de 14 ediciones. Pero este 2012 la historia cambió, y de la mano de La dama de hierro, Meryl Streep recibió su tercera estatuilla en lo que pareció más un acto de reconciliación que un verdadero reconocimiento a su gran talento.
Entre otras cosas, si se mira al pasado, entre el primer Óscar (Mejor Actriz de Reparto por Kramer Vs. Kramer en 1979) y el segundo (Mejor Actriz por La decisión de Sophie en 1982) sólo hubo tres años de diferencia, mientras que entre el segundo y el tercero hubo un período de 30, que de alguna u otra forma hicieron que el público, sus colegas de la industria cinematográfica e incluso ella, olvidaran el sentir de verla triunfar en una entrega de los Premios de la Academia.
Es así como en esos 30 años hubo derrotas, unas merecidas y otras vergonzosas como aquel trágico 2009 en que perdió frente a Sandra Bullock, el 98 cuando Gwyneth Paltrow con una actuación “dulzona” le robó el premio y ni qué decir del 2002 cuando perdió frente a Catherine Zeta-Jones en la categoría de reparto. Entonces, y volviendo a la pregunta inicial, podrían barajarse dos tesis sobre las razones de sus pocas estatuillas. La primera tiene que ver con su alto talento y la segunda con la necesidad de ganar un Óscar a su edad.
Frente a la primera, es posible afirmar que alguien de la talla del Meryl Streep no necesita un Óscar y que de hecho, los miembros de la Academia la han visto siempre como alguien superior a quien no le faltan premios para darle peso a una película o mover la taquilla; conduciendo así a la segunda, pues existe siempre la idea de que el Óscar prefiere premiar a las más jóvenes como una manera de impulsar su carrera; hechos que aunque justificables no tienen sustento alguno.
Ahora, entre los muchos mitos urbanos que existen sobre Hollywood y el Óscar, está aquel que afirma que los miembros de la Academia algunas veces sienten culpa y eso los obliga a entregar premios como una manera de autoconsolarse. Este caso ya se vio antes con Peter O´Toole (Venus) quien después de ocho nominaciones fallidas recibió a los 76 años un premio honorífico; con David Fincher (Social Network) y Martin Scorsese (Hugo) quienes pese a varias nominaciones nunca han ganado a Mejor Película, y con la gran Greta Garbo, quien pese a ser una de las grandes figuras del cine mundial sólo obtuvo una estatuilla honorífica. La duda al final es: ¿será este el mismo caso de Meryl Streep?
La respuesta podría ser sí. En el pasado hubo mejores actuaciones como aquella donde magistralmente interpretó a una monja conservadora en La duda, Out of África o Los puentes de Madison. Lo cierto es que en La dama de hierro Streep luce espléndida, con carácter y hace gala de sus mejores dotes; aunque en el fondo quede aquella sensación de que la película fue hecha para lucirla como actriz y no a la cinta misma como tal.
Lo importante, más allá de todo, es que la historia de los intentos de Meryl Streep por hacerse con el Óscar se ha roto y que ahora está a sólo una estatuilla de empatar a Katherine Hepburn como la mujer que más Premios de la Academia ha ganado (4 a Mejor Actriz). Tal vez el próximo año la veamos más relajada en la pantalla y con menos presión para ganar premios, que al final podría traducirse en más disfrute por parte del espectador y, por qué no, en un empate con Hepburn.
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Haga clic para ver el tráiler de La dama de hierro.
Sobre el autor: “siempre he pensado que la vida es como una película: cada persona tiene su papel y cada canción nos recuerda algo (¿o a alguien?). Eterno aprendiz y crítico audiovisual, enseña la cátedra América Latina a través del cine y en los tiempos libres es Comunicador social”.
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Lun, 09/04/2012 - 12:46
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