-Una tormenta está acercándose-, susurra Selina Kyle a oídos de Bruce Wayne como si su instinto animal, ese mismo que la convierte en una mujer fiera, vanidosa y egoísta, como de felina, le indicara que los tiempos están por cambiar… como si en el fondo supiera que la paz de Gotham, como la mentira que la soporta, han llegado a su final, y entonces, como los animales cuando presienten la catástrofe: intenta escapar.
La película comienza con un héroe caído, cuyos miedos e inseguridades lo han llevado a bordear el abismo de la soledad; un personaje aislado, psicológicamente imposibilitado y con el cuerpo roto. Pero no es el único: Gordon no soporta la culpa, Kyle intenta escapar de sí misma y del camino que ha labrado y Alfred teme por haber empujado a Wayne a un viaje sin boleto de regreso; en suma, justo en tiempos de paz los personajes de la saga viven su momento más frágil.
En The Dark Knight Rises, Christopher Nolan cierra el ciclo que inició con Batman Begins y lo hace a su manera y de forma magistral; incluso superando por momentos a la anterior entrega (The Dark Knight). En esta ocasión, a sus ya tradicionales escenas de acción agrega suspenso, un poco de buen humor e ironía, un par de escenas dramáticas que marcan el clímax, un elenco magnifico y mucha sorpresa, que al final lo harán quedar con la boca abierta.
El ritmo está marcado desde el inicio: nada es seguro y, como en la tormenta, nada está claro; quienes hacen cosas malas no necesariamente son malos y los malos podrían rayar en lo absurdo en nombre de valores tan positivos como el amor y la lealtad. En el fondo The Dark Knight Rises es como a Nolan le gusta: humana, y por ende dañina, indefinible, variable, con muchos matices, autodestructiva y sobretodo: oscura. Un verdadero frenesí, que acompañado de la música, le harán vivir a mil el cierre de la trilogía.
Las conexiones con las dos entregas anteriores son muchas, y por eso quienes no las hayan visto tendrán algunos inconvenientes al hilar la historia. En The Dark Knight Gotham pierde a Harvey Dent, su símbolo de esperanza, y Batman a Rachel, quien podría haber sido el amor de su vida; de ahí que la primera esté ahora en paz y el segundo en su punto más decadente. De Batman Begins, Nolan nos deleita con flashbacks constantes de Ra's al Ghul y su Liga de las Sombras, que marcarán el punto final de la historia, construyendo así un círculo perfecto que obliga a pensar que el cierre estaba decidido desde el arranque.
El elenco hace lo suyo y más allá del tradicional Christian Bale, quien en el fondo siempre ha sido –como todos los Batman- un poco rígido y parco, nos ofrecen interpretaciones de lujo. En primer lugar Anne Hathaway demuestra que puede ser más que bonita, de hecho llega a ser una Gatúbela sumamente sexy e irónica que lidia a la perfección con la bipolaridad de sentimientos propia de los personajes de Nolan. Marion Cotillard, quien al principio parece un personaje poco aprovechado, demuestra una vez más que es una actriz brillante y le pone el factor sorpresa a la historia; por su parte Michael Caine, como Alfred, ofrece uno de los momentos dramáticos mejor logrados.
Mención aparte merece Tom Hardy, quien en el papel de Bane logra sorprender al público, cosa que ya es bastante si se tiene en cuenta que Heath Ledger y su Guasón dejaron la vara alta. Su personaje es una masa muscular que intimida por su mirada, el tono de voz, el ruido de su respiración y la precisión de sus movimientos corporales. En definitiva una construcción de lujo diseñada para intimidar y sorprender, tanto por su astucia como por su maldad. Lástima que al final lo reduzcan a un mero instrumento.
En conclusión, aunque The Dark Knight Rises no vaya a superar la taquilla de su antecesora; aunque Bane no sea mejor que el Guasón, y mucho menos se vaya a ganar un Óscar; y aunque logre igual o menor cantidad de nominaciones técnicas en la temporada de premios, ésta es una película para ver y disfrutar; para pasar una buena tarde, y por supuesto para recordar por siempre, porque entre otras es muy fiel al comic, tiene un nivel de sorpresa que muy pocas logran y ofrece personajes tan humanos y tan bien construidos que incluso llegamos a considerar la posibilidad de que así somos… de que así es en realidad el ser humano.
Para cerrar: Nolan se lanza en ristre con un final épico, sorpresivo y lleno de efectos que no pretende complacer a nadie, al mejor estilo de El señor de los anillos de Peter Jackson y de Los infiltrados de Martin Scorsese; lo que en otras palabras se traduce en su permanencia entre las grandes ligas de Hollywood.
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Sobre el autor: “siempre he pensado que la vida es como una película: cada persona tiene su papel y cada canción nos recuerda algo (¿o a alguien?). Eterno aprendiz y crítico audiovisual, enseña la cátedra América Latina a través del cine y en los tiempos libres es Comunicador social”.
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