Luis Carlos Jacobsen fue testigo de primera mano de los logros de Nelson Mandela. Algo que lo marcó para toda la vida. Vivió en ese país cuando su padre, Fred Eric Jacobsen, fue embajador de Colombia en Sudáfrica. Ahora es un promotor de la paz. Inspirado en la autobiografía de Nelson Mandela escribió este texto, que pone de manifiesto el legado del líder que trajo la reconciliación al país africano.
Este líder mundial, y su país me cautivaron desde que a mis 33 años viví 45 maravillosos días del año 1999. Ese viaje cambiaría mi vida desde entonces.
“He caminado el camino largo hacia la libertad. He tratado de no vacilar, he cometido errores durante el mismo. Pero he descubierto un secreto....., después de subir una gran montaña, el hombre sólo encuentra que hay más montañas por subir. He tomado un momento aquí para descansar, y ver el glorioso paisaje que me rodea. Pero solo voy a descansar por un momento porque con la libertad vienen las responsabilidades, y yo no me atrevo a detenerme, porque mi largo camino no ha terminado.” Nelson Mandela
Reciba esta historia como un regalo que invite a despertar el espíritu humano, y a la vez lo estremezca por los contrastes propios del mismo. Esta es una lucha y a la vez una conquista del hombre, y de la eterna lucha del bien contra el mal, es una historia de la inconsciencia hacia la toma de conciencia, de la opresión, que no tiene otra salida que darle paso a la libertad en su máxima expresión.
Nelson Mandela, nació en Umtata el 18 de Julio de 1918.
Fue bautizado originalmente Rholilala, que en xhosa quiere decir “el que quita la corteza de los árboles” – niño generador de problemas.... Su nombre Nelson, fue escogido por su profesora que pensaba que necesitaba un nombre occidental que fuera pronunciable por todo el mundo.
Su padre era del clan Madiba, formado como consejero de quienes decidían los destinos de la comunidad. Su padre era, como dice la tradición “Hacedor de Reyes”.
Sudáfrica en 1914 – Década de los 80´s (El Mundo de la época)
-Colonos europeos, en el siglo XVIII y XIX, conquistan el país mediante la estrategia de la división de territorios y de tribus, crean alianzas y conflictos que no existían. Van tras el oro inagotable, y posteriormente, platino y diamantes.
-Política de explotación del trabajo en las condiciones de las minas son el caldo perfecto para cocinar el comunismo, que comenzó a aparecer. Así nace el CNA. Congreso Nacional Africano, de clarísima orientación de izquierda.
-Se asientan en el territorio y sus hijos son “afrikáners”, nacidos en esa tierra, y poseyendo tierra y poder.
-El 90% de la riqueza es detentada por el 10% de la población blanca.
-El 90% de la población (negros y de color) es dominada y explotada por el 10%, mediante la compilación de leyes y dictámenes, denominados apartheid.
-En la década de 1970 Sudáfrica es el país con crecimiento sostenido de PIB más alto del mundo. Potencia militar. Separaciones de Suazilandia y otros “reinos” aparentando ofrecer autonomía.
-Contraste entre “Los Townships” y la vida en las ciudades.
-El escritor Alan Paton describió la Sudáfrica de los 80 como "un país donde el lunes se amanece con esperanza, y el martes ésta ya se ha perdido.”
Desde niño Mandela sintió que dedicaría su vida a lo que después llamó “Largo Camino hacia la Libertad.”
Estudió en colegios privilegiados, por el hecho que debía volver a aconsejar a su tribu. A la primera oportunidad que tuvo en Johannesburgo consiguió un trabajo con su primo Justice, y no regresó contra la voluntad de su padrino. Más tarde se hizo abogado y montó su firma en 1952, a los 34 años.
(Lo mismo que Gandhi hizo años antes en Durban para proteger a la población “de color”).
Afición y práctica del boxeo
"Los hombres deben hacerse fuertes en cuerpo, mente y espíritu”, “después de ir golpear la bolsa tras un día de trabajo duro, todo estaba en orden al otro día.”
Mandela fue un luchador desde muy joven. Como cualquier niño de su tribu, pasó de pelear el juego de palos, a encontrar en el boxeo su forma de mantenerse física y espiritualmente.
En 1956, tras cuatro años de resistencia activa y organización de marchas, protestas, sabotajes, no violencia, él, incluidos 156 activistas fueron juzgados por el delito de Alta Traición.
A los dos años y ocho meses de juicio, quedaban 30 prisioneros. El juicio se había caracterizado por todas las artimañas posibles por parte del gobierno, y aún así existían argumentos muy sólidos de parte de la defensa, que fue muchas veces asumida por el propio Mandela, con cuestionamientos al sistema y al gobierno, los cuales generaron grandes polémicas y hacían más difícil su encarcelamiento.
“He cumplido mi deber para con mi gente y para con Sudáfrica. No tengo ninguna duda respecto a que la posteridad me señalará como inocente y mostrará que los animales que han debido ser traídos a este tribunal son los miembros del gobierno.”
“La ley me hizo un criminal, no por lo que he hecho, sino por aquello por lo que luché, pensé y por mi conciencia. ¿Podría alguien afirmar que esas condiciones conviertan a alguien en un indeseable social?”
Sucedió entonces la masacre Sharpeville, que dejó 69 muertos, por la que en palabras de Mandela “Sudáfrica no volvería a ser la misma...”
Las presiones los terminaron sacando de la cárcel, de una condena a 10 años que no concluyó. En 1960 se prohibió el funcionamiento del partido Congreso Nacional Africano (CNA), partido político de Mandela, fundado en 1912 con fundamentos comunistas.
En 1961 lo condenaron finalmente a cuatro años y así comenzó su vida oculto, negándose a la condena, entrando así a su período subversivo.
El CNA intentó controlar la violencia, pero surgió el cuestionamiento:
“¿Para qué han servido 50 años de no violencia?”
Se creó entonces el ala militar, y Mandela, quien era conocido por servir de voluntario para las tareas más difíciles, fue encargado del mando.
“No conocía las armas, no sabía qué era ser soldado y quedé con la responsabilidad de crear un ejército...”
Entonces le envió el siguiente mensaje a quienes se convertirían en sus futuras tropas: “He tenido que separarme de mi esposa, hijos, familia y amigos, para ser un criminal en mi propia tierra, por aquello que he defendido. He debido cerrar mi negocio y vivir en la pobreza como la mayoría de mi gente.
Lucharé contra el gobierno, con todas mis fuerzas, al lado de ustedes, pulgada por pulgada, milla por milla, hasta alcanzar la victoria...”
Comenzó la ayuda internacional de los países vecinos, Etiopía, Marruecos, Egipto, Túnez, Mali, Guinea, Liberia, Ghana, y finalmente, ¡Londres!
Aprendió a disparar, hizo lo que hace un soldado, poner bombas, hacer minas, y así regresó a Sudáfrica camuflado como chofer, y arrancó la lucha.
Como chofer lo apresaron en un corto tiempo. No se podía subestimar el aparato militar y de inteligencia surafricano, y Mandela era buscado en todos lados.
Lo enviaron a Robben Island, Ciudad del Cabo. Los capturaron con todo su grupo directivo del ala militar planeando operaciones de guerrilla.
Era más fácil probar en juicio delitos como el sabotaje y la conspiración, en vez de la alta traición.
La estrategia de defensa a la pena de muerte en la horca, se diseñó reconociendo lo innegable, pero negando cualquier tipo de culpabilidad por matar gente.
Antes de su sentencia, dijo: “Durante toda mi vida, me he dedicado a esta lucha por la gente africana. He peleado contra la dominación blanca, y he peleado contra la dominación negra. He soñado con un ideal de sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir, y alcanzar. Pero si es necesario, es también un ideal por el cual estoy preparado para morir.
Años después contestaba en una entrevista:
“¿Por qué estaba listo para morir?"
Estaba preparado para la pena de muerte. Para estar realmente preparado para algo, uno debe estar realmente esperándolo.
“Todos estábamos preparados, no porque fuéramos valientes, sino porque éramos realistas.
Entonces recordé la frase de Shakespeare: “Uno tiene que estar dispuesto para morir por algo, porque sólo así entonces, la muerte, o la vida serán más dulces.”
Decidieron no apelar la sentencia para mandar un mensaje al pueblo, las manifestaciones se incrementan, y es enviado a la cárcel de por vida.
Comenzaba la época de trabajo forzado picando piedra, el tiempo restringido de estudio compartido por el conocimiento de los compañeros, no revistas, no libros, y menos periódicos.
El ajedrez se convierte en una pasión. Estaban totalmente aislados del mundo.
“Cuando uno está sentenciado a cadena perpetua, los días se pasan muy largos. Cada jugada en el partido de ajedrez podía demorar hasta 3 días.”
La comida se mejoraba por cortas épocas, derivada de visitas de un congresista, o de visitas del jefe de prisiones.
Agua - arroz (agua en la que se cocina el arroz) era el castigo, por el más simple desacato a estrictas órdenes.
Los sándwiches que les daban durante el trabajo al aire libre venían empacados en papel periódico viejo. Ese era el tesoro más preciado, al igual que unas gafas oscuras para no enceguecerse con el reflejo del sol, durante la pica de piedra que por ser de color blanco quemaba las retinas.
Descubrieron la leche como tinta, que reaparecía con el desinfectante de los baños, así comenzaron a reorganizar la lucha con mensajes transmitidos por los prisioneros que cumplían su condena, accediendo a ellos tras un paso por el hospital simulado o auto infligido.
Comenzaron las muy esporádicas visitas de abogados, y las huelgas de hambre.
Se inventaron los mensajes en código secreto, al CNA lo llamaron la “iglesia”.
En esta década los Estados Unidos y Gran Bretaña se mantuvieron al margen, pues sus intereses económicos eran más fuertes que la lucha de toda una nación por la libertad.
Se daban paralelamente las independencias de países africanos, creándose Namibia, Mozambique y Zimbabue.
La Navidad, hacía que los guardias cambiaran su trato inhumano. El peor guardia conocido por su crueldad y falta de sensibilidad, en 27 años de cárcel, se llamaba Badenhorst. Había llegado “para poner las cosas en orden.”
Al salir y ser transferido, miró a los prisioneros y les dijo...”Les deseo a ustedes buena suerte”.
Mandela escribiría después: “Cualquier hombre, por más sangre fría, tiene algo de decencia, y si su corazón es tocado, puede cambiar.”
Un día, el castigo de picar piedra terminó para Mandela. Se le reemplazó por la recolección de algas, “para exportar como comida a los japoneses. ” Fue una época feliz, porque los moluscos y peces que recogían servían para hacer picnic con los guardias.
Después de 10 años la vida se suavizó un poco, tuvieron acceso restringido a libros, y llamaron a la cárcel “La Universidad”. Se intercambiaban conocimiento, se estructuraban materias, y no dejaron de estudiar un solo día, recordando y compartiendo conocimiento. Aislados desde una isla desde donde veían su tierra aún oprimida.
En 1975 Mandela inició en secreto la escritura de sus memorias, y de la historia del CNA.
La influencia sobre el movimiento reúne marchas y manifestaciones de seguidores, la música comienza a ejercer su influencia en el inconsciente colectivo, el gobierno comenzaba a tener un contendor, al que llamarían el león durmiente.
En 1976 se reunieron 15.000 estudiantes en el barrio Sowetho, intentando resistirse a la obligación de recibir la educación en idioma afrikaan, y no inglés. Así murió el niño Héctor Pietersen, con la famosa bala en la espalda disparada sobre las muchedumbres que huían, y así se convirtió en mártir.
La violencia se incrementó a niveles del “collar en el cuello”. Niveles máximos de crueldad: se quemaba a la gente desde el cuello estando viva.
En 1978 apareció la magia de la radio dentro de la cárcel, y por ella se enteraron que el nuevo presidente Botha había sido elegido.
Mozambique y Angola continuaban sus luchas internas.
En 1980 apareció en el Sunday Post, principal periódico de la nación, el titular de primera página, después de 17 años de Mandela en la cárcel. Era un hombre libre.
¡FREE MANDELA!
En 1982 salió de la Isla finalmente y fue enviado a la prisión de Pollsmoor, en el Cabo, ¡por fin pisaba de nuevo el continente!
Allí le entregaron 16 canecas de 44 galones con las que hizo 32 pequeños jardines que se dedicó a cuidar. Después de 21 años en la cárcel, un día cualquiera, llegó la visita sorpresiva de su esposa. Habían pasado 21 años sin tocarle la mano.
En 1983 comenzó el boicot económico internacional al sistema apartheid y la presión llevó a que el presidente Botha le ofreciera la libertad, a cambio de “la cesación completa de la violencia como instrumento político. - Ahora, es Mandela quien tiene la libertad en sus manos.”
Era la primera oferta de Libertad Condicionada, y había que pensar en el ofrecimiento con mucha delicadeza.
Fue así como su hija Zindzi leyó ante un gran público la respuesta de Mandela, jurando lealtad al CNA y un mensaje al gobierno diciéndole vehementemente que no aceptaba la estrategia de dividir su partido.
¿Qué clase de libertad me es ofrecida mientras cualquier acto de organización de gente está prohibido? ¿Qué libertad me ofrecen cuando al salir no pasen 2 horas antes de ser arrestado por la ofensa de no portar “el pase”? Qué clase de libertad entienden ustedes por regresarme a mi vida de hogar mientras mi esposa está confinada y recluida en Brandfort? ¿Qué tipo de libertad estoy siendo ofrecido cuando debo pedir permiso para vivir en un área urbana?
>¿Qué clase de libertad me están ofreciendo cuando mi total ciudadanía surafricana no es respetada?
“Sólo los hombre libres pueden negociar. Los prisioneros no pueden hacer acuerdos... Yo no puedo y no voy a dar ninguna concesión hasta que ustedes y yo, la gente, no sea libre. Su libertad y la mía, no puede separarse.”
Así fue confinado a la soledad sin sus compañeros, y después escribiría, "la soledad comenzó a ser mi mejor amiga para planear mis conversaciones con el gobierno".
“En ese momento de violencia, muchas vidas, miles o millones, se iban a perder. Había llegado el momento y el tiempo de conversar.”
“Hay momentos en que el líder debe salirse de la horda, ir en otra dirección sintiéndose seguro que está liderando su gente en la dirección correcta.”
El futuro de África estaba en juego, por el liderazgo ejercido por el país en todo el continente.
El 12 de Junio de 1986 todo hervía. Los movimientos pacifistas cantaban, la música contra el apartheid se producía y oía en todo el mundo, Sudáfrica se volvió noticia.
Sacaron a Mandela de la cárcel por primera vez en 23 años para que viera las calles de Ciudad del Cabo, cosa que lo hizo muy feliz, y le dio nuevas fuerzas para continuar la lucha a pesar de la tuberculosis que por la humedad de las celdas comenzaba a aparecer.
En 1988 los acercamientos con el gobierno dejaban a Mandela a ½ paso de la libertad.
A sus 71 años, después de 25 en prisión, recibió su primera visita familiar.
Comenzaron los ires y venires de mensajes, propuestas, contrapropuestas, mayoritariamente en secreto, pero la prensa sabía que algo se cocinaba, Mandela se encargaba de darle información apenas suficiente al CNA.
Las enfermedades de Mandela en su próstata, cambios de celda en la misma prisión, aislamiento de sus demás colegas, fueron la constante en éste período.
Botha por su parte sufría la tensión de un país deshaciéndose, y una fuerza de resistencia cada vez más organizada en lo político y en lo militar. Sudáfrica estaba en guerra civil no declarada, no sólo entre blancos y negros, sino entre los diferentes partidos / tribus de raza negra. El partido Inkhata de los zulús se hacía más y más radical, “propiciando echar a los blancos al mar”, y ganar poder político frente a los otras tres tribus nativas.
Botha también sufría de problemas de salud y en determinado momento presentó su renuncia. Asumiría el poder Frederik W. de Klerk.
El 10 de Octubre de 1989, De Klerk anuncia la liberación de Mandela. Su “Discurso de Esperanza” se hizo famoso, y en él incluía: Libertad inmediata de todos los prisioneros políticos. Fin del Estado de Emergencia, y los poderes supremos de las Autoridades. Salida inmediata de las tropas de los “Townships” (Barrios de lata construidos en las afueras).
A Mandela siempre le llamó la atención de De Klerk, ser una persona que verdadera y sinceramente ponía atención a sus palabras, a diferencia de todos los otros representantes del Gobierno con quien había hablado en los últimos 27 años.
El 2 de febrero de 1990 De Klerk anunció ante el Parlamento el derrumbamiento de cada uno de los ladrillos y pilares del Apartheid.
Faltaba el último paso según palabras de Mandela.
“No podía recobrar mi libertad, porque al salir estaría trabajando para una organización ilegal”.
Así fue como se terminaron legalizando el CNA y 31 organizaciones políticas.
“Había llegado el tiempo de las mutuas concesiones, de la negociación real.”
Mandela pasó una semana más de cárcel después de la – al fin - legalización de los partidos.
El día que salió la nación temblaba por un supuesto discurso revanchista. Recibido en la alcaldía de Ciudad del Cabo, levantó su puño después de más de 10.000 días de haberlo hecho por última vez, y se dirigió al pueblo:
“Amigos, camaradas, y hermanos surafricanos, los saludo a todos en nombre de la Paz, la Democracia y la Libertad para todos. Estoy aquí frente a ustedes no como profeta sino como humilde servidor suyo, del pueblo. Sus incansables y heroicos sacrificios me han hecho posible estar de pie frente a ustedes. Por eso, entrego en sus manos los últimos días de mi vida.”
Agradeció también al resto del mundo por las campañas por su liberación, saludó al Presidente del CNA y a cada líder de las otras organizaciones políticas que habían compartido la lucha. Habló del dolor sufrido por su familia, y lo describió como mayor que el suyo propio. Explicó las negociaciones con el gobierno, habló de la posibilidad de paz y justicia en el país, y envió un mensaje claro sobre la necesidad de reconciliación nacional (1).
Y finalmente invitó a todos a caminar juntos “la última milla”, porque el trabajo no estaba concluido hasta alcanzar la justicia social.
En sus discursos posteriores a todo lo largo del país, se refirió al crimen y a la violencia y su necesidad de cesar, y cuestionó seriamente la inhumanidad en la forma de vida de los habitantes, el problema de vivienda, la crisis escolar y la necesidad inmediata de los niños volver al colegio, también sobre el desempleo, y la necesidad de adelantar procesos masivos de educación de los adultos, abandonados desde niños por el régimen opresor.
Los discursos y la reorganización del partido continuaron, las muertes raciales, tribales y entre campesinos y terratenientes se incrementaron.
El 20 de diciembre después de más de año y medio de “conversaciones sobre conversaciones”, se instaló la comisión CODESA con el propósito de aglutinar a todas las organizaciones políticas a construir la un país de principios democráticos. Fue la más grande reunión de líderes diversos en la historia de Sudáfrica, y aun así el partido INKHATA, y el Congreso PANAFRICANISTA, boicotearon la reunión.
CODESA inició actividades en mayo de 92, y la dificultad para ponerse de acuerdo fue 1.000 veces peor que las dificultades promedio que tiene un grupo de 24 personas discutiendo cualquier asunto donde hay 24 opiniones.
El 3 de Junio de 1993, histórico en Sudáfrica, se programaron las primeras elecciones libres en toda la historia, que tendrían lugar el 27 de Abril de 1994, contra todas las fuerzas de oposición posibles.
Millones de personas acudieron a las urnas después de un proceso exitoso de enseñarles cómo se votaba, y qué era lo que estaban eligiendo. La mayoría de la población de un país asistía a votar por primera vez en su vida. En un territorio que era de ellos por herencia y tradición.
EL CNA barrió con el 62.5% de la votación, contra más de 10 de los otros partidos. Logró 252 escaños de 400 en el Parlamento, y accedió al control de 7 de las 9 provincias, perdiendo solo contra el INKHATA, en KwaZulu/Natal, y contra el partido Nacionalista – De Klerk, en el Cabo.
El primer y segundo vicepresidente fue Thabo Mbeki, compañero de lucha y de cárcel, y De Klerk respectivamente, con quien compartió el premio Nobel de Paz en 1993.
Su discurso de posesión concluyó con las siguientes palabras:
“Nunca, nunca, nunca jamás, sucederá que este hermoso país conozca la opresión de uno contra otro...no va a existir un ocaso para tan glorioso logro humano. Permitamos a la Libertad reinar. ¡Dios bendiga a África!”
Sudáfrica conoció una nueva era, y su historia dio un giro total. El reto de adaptación del pueblo a unas nuevas normas de juego empezaba, y Mandela como presidente arrancó una nueva lucha, que continuaba desde sus 85 años, por el liderazgo en la lucha contra el sida, epidemia mortal que estaba diezmando el continente africano desde entonces.
(1) Origen de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación
Los momentos decisivos de Mandela
Vie, 06/12/2013 - 09:42
Luis Carlos Jacobsen fue testigo de primera mano de los logros de Nelson Mandela. Algo que lo marcó para toda la vida. Vivió en ese país cuando su padre, Fred Eric Jacobsen, fue embajador de C