1). Tamarindo
“Él es el ‘cara cortada’ del Club Canino”, dijo una señora que pasó al lado de Tamarindo. El mejor perro de Colombia en 2010 ladra de manera continúa e irritante a los extraños que se le acercan mientras es preparado para la competencia. Para él, es un momento íntimo con su dueño, Guillermo Eusse, quien tiene un arete de oro en forma de grano de café y un prendedor que se parece a su perro. Además, Tamarindo viaja en una camioneta Murano, de color rojo cereza y modelo 2009. Comparte el asiento de atrás sólo con cojines y almohadas que usa para dormir. Así viaja por todo el país. Entre sus exigencias está hacer una parada en Doradal, Antioquia, para comer helado cada vez que sale de Medellín y después de cada triunfo, si hay tiempo, brindar con una copa de champán.
A punta de queso, este Dachshund pelo alambre, de ancestros brasileros y criado como paisa, se convirtió en el mejor perro de Colombia a sus cuatro años de edad. Es el olor rancio, que sale del bolsillo derecho de Guillermo, el motivo por el que Tamarindo muestra su casta en las pistas. Aunque para Nohora Martínez, esposa de Guillermo, el número de la suerte es el nueve, porque esa es la cifra que da la suma de los números que se les asigna la mayoría de las veces.
Tamarindo es hijo de Lulo y Kiwi. Su papá alcanzó a ocupar el segundo puesto en el ranking colombiano y su mamá murió en el parto de él y seis cachorros más. Por eso tuvo que ser amamantado con tetero, y la perra Curuba, quien iba a ser su prometida, pero por un problema del corazón tuvo que convertirse en su madrastra.
En 2010 en el circuito de La Florida en Estados Unidos ganó tres veces como mejor ejemplar de la raza.
Es un perro hecho en casa, y su dueño asegura que nunca tuvo la intención de convertirlo en el mejor. Solo recibió entrenamiento riguroso durante un mes, que consistía en repetir los movimientos en pista y sobre la mesa, tres veces por semana. Ahora sólo entrenan de vez en cuando.
El único cuidado especial es su pelo. Guillermo, como un ritual, tiene el trabajo de ayudarle a Tamarindo todos los domingos por la mañana a mudar de pelo. Suele arrancarle algunos mechones durante casi dos horas, y como es un procedimiento sin dolor el perro aprovecha para dormir. Si él no lo hiciera, tendría que pagar entre cincuenta y sesenta mil pesos.
La familia Eusse vive en el Alto de las Palmas, en Medellín, en una casa grande con jardín. Allí Tamarindo cambió los juguetes de plástico por las mariposas y pájaros que persigue todas las mañanas. Él comparte este paraíso perruno y una cama de 2 m por 2 m con sus dueños, Guillermo y Nohora, y con cinco perros más, todos con nombres de frutas. Sin embargo, él tiene un privilegio particular, descansa durante toda la noche debajo de las cobijas, recostado en el pecho de Guillermo, quien se aprovecha el calor del pelo de alambre de su mascota. Tamarindo está a punto de jubilarse. En Colombia lo ha ganado todo. Tal vez salte de las pistas caninas a las competencias de comida y se dedique a superar el récord que tiene de las veinte papas criollas que se comió en un viaje a Bogotá.
2). Robert
Robert vive para su pelo. En cada exposición canina espera paciente mientras le esponjan y peinan su melena negra, con un secador y un cepillo de pines. Es su esencia en la pista. Tal vez por eso, su juguete preferido es un ratón peludo que suena y que persigue como si tuviera vida. El cuidado de su pelo consiste en un baño dos veces por semana, en el secado y peinado, que dura en promedio dos horas. Y aunque no ganó corona es el segundo mejor perro de Colombia, el que más Best in Shows ganó en 2010, 38 en total, y fue el mejor de su raza en toda Latinoamérica.
En el 2010 ganó en Estados Unidos como el mejor ejemplar de su raza.
Pepa Barth, su dueña, quien tiene aretes de oro y un dije con la raza del perro, compró a este Cocker Spaniel por casualidad. Viajó a Estados Unidos en busca de otra raza. Sin embargo, en una exposición especializada de la encontró a Robert. Se lo vendieron después de su participación. Tenía trece meses de edad.
Robert es el mejor perro entre los treinta que tiene la familia Barth. Ha salido en publicaciones estadounidenses y brasileras. También tiene un espacio exclusivo en la página web de su criadero, con un perfil con datos, galería fotográfica y tres videos. Entre sus privilegios caninos está besar en la boca a Pepa, quien lo hace sin asco y cierra los ojos cada vez que lo hace.
3). Toña (Q.E.P.D.).
2010, el mismo año en que Toña fue campeona en Colombia y ocupó el tercer puesto como uno de los mejores perros del país, murió. Esta Beagle tricolor venezolana tenía tres años de edad. En octubre pasado una enfermedad relacionada con los parásitos acabó con su carrera en las competencias caninas. Fue enterrada en la parte de atrás de la casa de su propietario, Fernando de Barros, un ingeniero que desde hace doce años de dedica a la cría de perros. Hasta hoy no ha sido destronada.
La comida preferida de Toña eran las galletas de avena.
Toña fue una perra Alfa, era dominante y muy celosa. Sin embargo, cuando la compraron le tenían poca fe. Fue la tercera hembra de su camada, es decir, que dos de sus hermanas estaban en mejores condiciones para competir. Nació en México y de papás mexicanos, costó mil quinientos dólares. Sin embargo, Toña vivió para el show. Ganó su primer premio cuando tenía siete meses en Colorado, Estados Unidos. En esa ocasión ocupó el sexto puesto en el grupo de cachorros. Para esa época sólo tenía una sesión de entrenamiento. Con el tiempo su preparación se basó en un plan de ejercicios en una máquina caminadora, donde se montaba durante treinta minutos en la mañana.
Su actitud en la pista la convirtió en campeona americana. Triunfó en Colombia, Venezuela, Uruguay, Argentina y Chile. Cada cachorro suyo costaba más de mil dólares. En cada show parecía que siempre estaba preparada para posar. Su dueño asegura que era como si dijera “Aquí estoy, véanme”.
4). Justin
Justin gasta al mes un promedio $200.000 en productos para su pelo, es antipático, consentido, algo desconfiado y odia los días calurosos. A causa del clima casi muere en un viaje a Medellín, en medio de un trancón respiraba con dificultad y su dueño, Gabriel Valdez, se vio obligado a pedir ayuda. Consiguió agua fría para mojarlo y una botella congelada para ponérsela debajo de su cuerpo.
En esta raza el 45% del puntaje se da por la forma de la cabeza.
Este Chin Japonés de año y medio de edad es un perro diferente y con un comportamiento que se parece al de un ser humano. Dos personas se ocupan de él, una de ellas en exclusivo para su pelo. Y aunque no va a la peluquería usa productos como acondicionadores, cremas especiales, champú para el color y selladores, en su mayoría importados de Brasil y Estados Unidos. En esta raza el 45% del puntaje se da por la forma de la cabeza.
Justin es vanidoso y voluntarioso. Después de cada baño se caga y obliga a su dueño a retocarlo. En la pista siempre tiene actitud y, al contrario de la mayoría de sus colegas, no es motivado con comida. Es un perro con talento para la pista.
5). Seymour
Seymour es motivado en las competencias por el diablo, un muñeco de caucho que pita cuando lo oprimen. Este Clumber Spaniel de sangre danesa tiende a engordase de manera rápida. Su comida preferida son las galletas de avena. Su peso es regulado todos los lunes y no debe superar los 33,5 kilos. Está en Colombia gracias a un préstamo que hizo un criadero durante tres años, desde febrero de 2010.
Las gemelas Patricia y Adriana Jaramillo son las propietarias del perro, que tiene año y medio de edad. Ellas casi siempre visten igual y usan accesorios alusivos a la raza, como dijes o prendedores de las dos razas que tienen en su criadero: Labrador y Clumber.
Fue el mejor perro joven de todas las razas en 2010.
Los cinco mejores perros de Colombia
Dom, 06/02/2011 - 10:00
1). Tamarindo
“Él es el ‘cara cortada’ del Club Canino”, dijo una señora que pasó al lado de Tamarindo. El mejor perro de Colombia en 2010 ladra de manera continúa e i
“Él es el ‘cara cortada’ del Club Canino”, dijo una señora que pasó al lado de Tamarindo. El mejor perro de Colombia en 2010 ladra de manera continúa e i