Leandro Díaz, la vida musical de un ciego

Sáb, 22/06/2013 - 03:36
El maestro vallenato Leandro Díaz falleció este 22 de junio de 2013, en Valledupar, víctima de una infección renal, tenía 85 años. Según la prensa del Caribe, Díaz murio a la 1.30 de la maña
El maestro vallenato Leandro Díaz falleció este 22 de junio de 2013, en Valledupar, víctima de una infección renal, tenía 85 años. Según la prensa del Caribe, Díaz murio a la 1.30 de la mañana en la Clínica del Cesar. El músico ingresó al centro médico con señales de hipertensión, lo que le empeoró una insuficiencia renal, que padecía de manera crónica. Leandro Díaz a sus veinte años de edad jamás había escuchado una canción. Lo hizo después de que abandonó el corregimiento Lagunitas de la Sierra, Guajira, donde nació. Bajó de allí con la complicidad de un primo, y así conoció el vallenato. Ese fue el nacimiento de un juglar. Pese a que es ciego de nacimiento compuso más de 200 canciones, con los versos que se ensamblaron en su memoria. Aprendió a tocar la guacharaca y la dulzaina, y pasó de recibir propinas en la calle a convertirse en una celebridad del folclor vallenato con una de sus canciones emblemáticas, Matilde Lina. Hasta hace unos días, una diligencia sencilla le podía tomar hasta cuatro horas por el asedió de sus fanáticos. A sus 83 años, el Festival de la Leyenda Vallenata le hizo un homenaje a un hombre que no volverá a nacer, ni se repetirá en su dinastía. El juglar definió su llegada a la música como un milagro, porque durante su adolescencia sólo conoció el canto de los pájaros y el bramar del ganado. Pero su destino se lo dejó a una premonición. Sin saber si acertaría, Leandro Díaz le obedeció a la voz que escuchó en un sueño y que le dijo que ya había cumplido su ciclo en la Sierra. Desde ese momento conoció las melodías musicales y la parranda, cambió la lluvia como motivo de su inspiración por las mujeres. Aprendió a parrandear, pero no fue bailador y cantó por primera vez en las orillas del río Tocaimo. Además, se alejó de sus papás y sus más de doce hermanos, que lo discriminaron, porque su condición lo convirtió en un inútil para las tareas de la finca donde creció. Leandro Díaz recibió de manos del presidente Santos un reconocimiento en la inauguración del Festival Vallenato 2011. La primera canción que compuso se llama La loba ceniza y lo hizo con sus mejores herramientas: la concentración y la memoria. Allí almacena todas sus letras, versos, composiciones y las voces de las mujeres. Nunca olvida una. Sus canciones vallenatas favoritas son A mi no me consuela nadie, de su autoría y El viejo Miguel. Desde hace ocho años, Leandro Díaz sólo se vestía de blanco. No tuvo maestros, y no siempre fue vallenato. En sus inicios también interpretó boleros, tangos y rancheras, de allí su canción favorita Allá en el rancho grande. En ocasiones, estas interpretaciones no le trajeron aplausos. La mamá de una vecina lo insultó porque creyó que trataba de conquistar a su hija con las canciones mexicanas. http://www.youtube.com/watch?v=6BsFkJpEdkw La canción A mi no me consuela nadie fue una de sus favoritas. Cuando aseguraba que “el ciego poco se imagina” pareciera que mentía, porque sus letras dicen todo lo contrario. Además, describía el acordeón como un aparato pequeño, con muchas teclas o botones que se oprimen con los dedos. Pero el verdadero significado que tuvo para él es que el instrumento es la vida de un pueblo. El maestro, muchas veces homenajeado, ya no madrugará más. Solía como todos los días hacer una oración, desayunar café, jugo y arepa con carne y queso. Se ponía uno de sus seis pares de zapatos blancos y no se soltaba del brazo de Ivo, el único de sus hijos que heredó su talento y que prefiere decirle maestro que papá. En ocasiones especiales se visten igual, y con el tiempo él se convirtió en sus oídos, en su interlocutor, porque a Leandro los años le arrebataron de a poco su única inspiración. Los dos juglares: Leandro Díaz y Rafael Escalona. Colombia llora su muerte El presidente, Juan Manuel Santos, lamentó el fallecimiento del juglar y publicó en su cuenta de Twitter lo siguiente:"Todo el país lamenta la muerte del Maestro Leandro Díaz. nos deja, eso sí, un gran legado: la inspiración  y la felicidad de sus canciones". "Le doy gracias a la vida por haberme puesto en el camino de Leandro Diaz, por hacerme entender que mi futuro no era Hollywood sino Valledupar (...)LeandroDiaz fue un buen padre y Dios lo premió con un hijo maravilloso. Como lo dije en la canción, Ivo fue sus ojos", escribió el reconocido Carlos Vives, uno de los artistas que reprodujo con mayor solemnidad las composiciones del maestro Díaz. A pesar de ser ciego, el hijo de la Guajira pasó de largo por los 100 títulos musicales, grabados por los artistas nacionales más importantes. Su reconocimiento a nivel local como internacional no se discute.  
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