Benedicto XVI, pianista amante de los gatos
Benedicto XVI, tiene dos gatos a los que les habla en acento bavarés. Varias veces ha declarado su amor a estos animales. Muchos no saben que es un adelantado pianista. En sus días de descanso, en su residencia de campo, suele pasar varias horas interpretando piezas de Beethoven, Mozart y Schubert, entre otros. Se convirtió en el séptimo Papa en renunciar al Trono de San Pedro. El último en hacerlo había sido Gregorio XII, quien dimitió en 1415.
[youtube width="540" height="304"]http://youtu.be/t8IWDSUyNqk[/youtube]
Pío XII: Papa distante, aséptico, ahorrador y enemigo de los insectos
Eugenio Pacelli, Pio XII, ha pasado a la historia por el silencio cómplice que guardó frente al Holocausto Nazi. Distante, temeroso, Pío XII era un maniático del orden. Usaba varias veces los sobres para ahorrar papel y hacía rondas por todos lados mientras apagaba cuanta luz encontrara prendida. Se cepillaba los dientes todo el tiempo y lavaba sus encías con un líquido que resultó ser cancerígeno y que, al parecer, contribuyó a que desarrollara la enfermedad. Era un enemigo de los insectos, mataba a cuantos veía y continuamente ordenaba fumigar los jardines. Para rematar, era hipocondríaco.
Pablo VI: aficionado a la velocidad y a los libros
Pablo VI era un apasionado de la velocidad y de los automóviles. Durante su papado (1963-1978) estrenó un Mercedes 600 personalizado, en el que instaló un cronómetro. Solía animar a su conductor para que acelerara al máximo posible. Su otra pasión eran los libros. Viajaba con un montón de maletas en las que cargaba cerca de cien volúmenes.
Formoso: desenterrado y juzgado dos veces
Ocho meses después de la muerte de Formoso, pontífice entre los años 891 y el 896, exhumaron su cadáver, le pusieron ornamentos papales y lo sentaron en la silla de los acusados. El Papa Esteban VI fue quien ordenó el juicio del muerto, el más disparatado del mundo. Se dice que era tal la locura de Esteban VI, que se enfurecía al ver que el cadáver no se inmutaba ante sus inculpaciones. Se le acusaba, entre otras cosas, de abandonar su diócesis para ocupar el papado. En el fondo, todo era una guerra de intereses políticos.
En el juicio se declaró culpable a Formoso, se le quitaron las vestiduras, se anularon sus títulos papales y se le arrancaron los tres dedos de la mano con que los curas dibujan en el aire bendiciones. Formoso no pudo descansar en paz por mucho tiempo. Después de que se le devolviera su título de Papa, Sergio III lo volvió a exhumar y lo volvió a juzgar. Y lo volvió a declarar culpable. Sus restos fueron arrojados al río Tiber para que jamás hallaran cristiana sepultura. Pero un pescador los halló, luego de que su montón de huesos fuera atrapados por su red. Hoy, Formoso, el cadáver más paseado de todos, descansa en el Vaticano y es reconocido como el Papa número 111 de la iglesia católica. La historia de su juicio y exhumación se conoce como el Sínodo del Cadáver.
Benedicto IX: Papa a los catorce años
En una época la iglesia parecía una monarquía en la que el poder se repartía entre la familia. Esto ocurrió cuando se eligió Papa a un niño de catorce años de nombre Teofilacto, sobrino de Benedicto VIII y Juan XIX, e hijo de un influyente conde. La edad no importaba, había que mantener el poder como fuera. Vendió su papado. Llena de escándalos. Fue elegido Papa tres veces. Gregorio XI, Gregorio XII, Pío II, Pío III, Pío IV Honorio III, Sixto V, entre muchos otros, nombraron también cardenales a sus sobrinos.
Gregorio X, el Papa fértil
Gregorio X parecía un conejo. Tuvo 14 hijos en 22 meses. Un récord Papal que se mantiene vigente. Fue Papa entre 1272 y 1276. Inocencio VIII no se quedó atrás, tuvo 16 en toda su vida, mientras que Alejandro VI tuvo diez con una de sus concubinas. Pero a Gregorio X es difícil de superar.
Dos papas murieron por glotones. Juan XXIII
Los banquetes papales han pasado a la historia por su cantidad y fastuosidad. Pero el exceso de comida le pasó factura a más de uno. Dos murieron de glotonería, uno de los pecados capitales: Pablo II, en 1471, y Clemente XIV, en 1774. Hace poco, la edición latinoamericana de la revista GQ publicó el desayuno de Benedicto XVI, quien por la mañana sólo come pastelitos, galletas y chocolates. Su antecesor, Juan Pablo II, desayunaba huevos, salchichas, pan y café negro.
Juan XXIII fue otro amante de la comida, además de ser un fumador empedernido. Juan XXIII tenía muy buen humor. La primera vez que se iba a sentar en la silla gestatoria –que se usa para llevar al Papa en hombros en ciertas procesiones– dijo: “¿Aguantará tanto peso?”.
El papado más largo y el más corto
El de San Pedro ha sido el papado más largo. Aunque la cifra no es del todo fiable, se dice que duró 34 años. El más corto fue el de Esteban II, quien fue elegido el 22 de marzo del año 752 y murió tres días después de un ataque de apoplejía.
Los nombre más usados
Juan ha sido el nombre más usado por los Papas: veintitrés se han llamado así. Le siguen Gregorio y Benedicto con XVI. Evaristo y Telésforo han sido los menos usados. Sólo dos pontífices se han llamado así.
El Papa que le escribía a Pinocho
Cuando era Cardenal, Juan Pablo I, que fue papa sólo 33 días, le escribió sentidas cartas al Pinocho cuando era cardenal de Venecia, el conocido personaje creado por el escritor Carlo Collodi. Una de ellas dice:
“En otras palabras: ha habido malos Papas, malos sacerdotes, malos católicos. Pero ¿qué significa eso? ¿Que se ha aplicado el Evangelio? No, todo lo contrario. En esos casos no se ha aplicado el Evangelio.
Pinocho mío, sobre los jóvenes hay dos frases famosas. Te recomiendo la primera, de Lacordaire: "Ten una opinión y hazla valer". La segunda es de Clemenceau, y no te la recomiendo en absoluto: "No tiene ideas, pero las defiende con ardor".
Juan Pablo II, el deportista que estuvo 9 días en coma.
Antes de dedicar su vida a la iglesia, Juan Pablo II practicó el fútbol, el ciclismo, la natación, el montañismo y hasta el hockey sobre hielo. Cuando era niño, fue atropellado por un camión y permaneció nueve días en coma. Era tan aficionado al fútbol, que pidió cambiar el horario de su coronación, en octubre de 1978, para poder ver un partido que transmitían por televisión.
Lea también
¿Quién ocupará la silla de San Pedro?
El sacerdote más sexi del mundo