La historia de Estralandia

Vie, 24/12/2010 - 09:00
Todos los colombianos mayores de veinte años pisaron alguna vez, con los pies descalzos, una pieza de Estralandia. Era frecuente encontrarse una ventana diminuta, un rectángulo blanco o un ladrillo
Todos los colombianos mayores de veinte años pisaron alguna vez, con los pies descalzos, una pieza de Estralandia. Era frecuente encontrarse una ventana diminuta, un rectángulo blanco o un ladrillo rojo en los cajones, debajo de un sofá o en un rincón detrás de las puertas. Ensamblando los cuadritos plásticos de Estralandia se hicieron casas, edificios, barcos, robots, canchas de fútbol. Esta es la historia de un juego inolvidable, hoy desaparecido, que nos devuelve a la infancia. Corrían los años cincuenta y en todo el mundo se vivía el furor del plástico. En Colombia, Estra fue una de las empresas que se concentró en su producción, en especial en la fabricación de juguetes. Por entonces, su gran éxito eran los balones de polivinilo. En los años setenta, Estra decidió fabricar un juego de construcción creado en los Estados Unidos por Playskool llamado American Bricks. A comienzos de esa década, en la fábrica de Estra se inyectaron los moldes con un termoplástico reciclable, se contaron y seleccionaron las piezas y se lanzó al mercado Estralandia. American Bricks fue el primero en fabricar las piezas que en Colombia se conocieron como Estralandia. El primer modelo que salió fue Genio Constructor. Durante diez años, Estra le pagó regalías a Playskool y luego compró los derechos. Venía con ladrillos-fichas de tres tamaños, techos de cartón, puertas y ventanas. Desde que salió, se vendió bien. Pero las mejores ventas llegaron en los años ochenta. Después de que el gobierno de Belisario Betancur cerró las importaciones, Colombia produjo sus versiones colombianas de todo: los Reebok eran Redbrook, los chicles Bubblicious, Bubbaloo; los jeans Lee se llamaban Lec Lee, y para reemplazar Burger King, se abrió Burger Station. Los jóvenes adornaban las tapas de sus cuadernos Click o Jean Book con empaques de chocolates Snickers y Milky Way, que sólo se podían conseguir en los Sanandresitos. Fue entonces cuando Estralandia se consolidó como el Lego colombiano. Con la llegada del modelo Genio Mecánico, aparecieron fichas de varios colores redondeadas, poleas, bandas y pines, que daban la posibilidad de construir modelos de máquinas y un sinnúmero de posibilidades con principios de movimientos mecánicos. El diseñador Misael Valderrama, empleado de Estra, recuerda que cuando llegó a la compañía tuvo que armar enormes piezas de Estralandia para ayudar a comercializar el producto. Durante cinco años trabajó haciendo un árbol de Navidad de más de tres metros de altura que se exhibió en Unicentro Medellín y luego en varios lugares del país. También hizo un pesebre y un Papá Noel gigante, así como un vehículo de Fórmula 1 escala 1:1. Durante cinco años, integrantes del equipo de diseño de Estra armaron este árbol de tres metros de altura. Para la navidad de 1996, se hicieron tres papás Noel en tamaño real así como un vehículo de Fómula 1 a escala 1:1. Con la apertura económica de 1992, llegó la competencia de las grandes multinacionales de juguetes. Estra no pudo enfrentar las nuevas dinámicas del mercado. Al final le cedió los derechos de fabricación y comercialización a SICO, que luego se quebró, y aquel fue el fin de Estralandia.
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