Los inicios de Juan Guillermo Cuadrado bien podrían comparase con los de Lionel Messi. A pesar de contar con el talento en sus pies y de ser iluminados con la habilidad de pocos, ambos tuvieron que ver cómo varias puertas se cerraron por su físico.
El argentino fue rechazado a los 11 años por River Plate cuando le detectaron un problema hormonal que afectaba su crecimiento y el colombiano deambuló por equipos del Valle del Cauca y Antioquia pidiendo a gritos una oportunidad, pero su apariencia no convencía a nadie.
“Juan Guillermo tenía 13 años cuando lo conocí y medía apenas un metro y 35 centímetros”, esa fue la primera impresión que se llevó el reconocido formador de futbolistas Nelson Gallego, al aceptar la invitación de Agustín Garizábalo para sumar a las divisiones inferiores del Deportivo Cali a ese joven de largos rizos proveniente del Urabá antioqueño.
Por fortuna para sus vidas y el fútbol, Lionel Messi encontró en el Barcelona el apoyo suficiente para crecer un par de centímetros y convertirse en el mejor del planeta y Juan Guillermo contó con el soporte de Nelson Gallego, quien guió el cambio en su apariencia física y moderó sus gambetas para hacer de Cuadrado uno de los mediocampistas más apetecidos de los mejores equipos de Europa.
Juan Guillermo Cuadrado marcó cinco goles en la temporada anterior con Fiorentina
Hoy Juan Guillermo disfruta de Florencia, Italia, allí defiende la camiseta de la Fiorentina, goza del reconocimiento de la afición y es uno de los infaltables en las convocatorias de José Pékerman para la Selección Colombia, un conjunto de éxitos con los que seguramente soñaba cuando salía de su natal Necoclí para jugar con el Manchester de Urabá en torneos regionales.
Con toques de crack brasileño, un escuálido niño deleitaba cada vez que se aparecía por los eventos organizados en Barranquilla. Las canchas de La Arenosa estaban en presencia de un goleador a quien la exuberante melena no dejaba pasar desapercibido.
Cuadrado era el objetivo perfecto para el ojo de Agustín Garizábalo, el cazatalentos del Deportivo Cali, que desde el primer momento se asombró con las virtudes de un jugador necesitado de aspectos físicos y emocionales: “Vi a Juan Guillermo hacer maravillas en un partido y comencé a hacerle seguimiento. Se lo presenté a Nelson Gallego –entrenador de divisiones menores del Cali en ese entonces- y él pidió que llevaran a Cuadrado de Necoclí hasta Barranquilla”.
Las más de diez horas en bus no eran impedimento para un niño empecinado con marcar goles pero necesitado de una guía que le permitiera canalizar el talento y la irreverencia. Entonces, en su camino apareció Gallego, quien contagiado por sus goles le tendió la mano y le prestó el apoyo paternal que desde los cuatro años Cuadrado no tuvo tras el fallecimiento de su padre.
Pese a su delgadez, el delantero seguía tapando con goles los ojos de su mentor: “Hizo un record en un torneo juvenil. Jugó 20 partidos y marcó 24 goles. Más que delantero era un mediapunta, pero yo lo hacía jugar de volante de primera línea para evitar que se volviera un jugador de esos vagos”, recuerda el profesor Gallego.
Juan Guillermo viajó a Cali pero estuvo apenas tres meses, su talla le cerraba las puertas una vez más. Partió hacia Medellín donde Gallego le hizo ganar masa muscular: “Lo empecé a obligar a hacer cosas básicas y elementales como abdominales, porque estaba muy delgadito y flaquito”.
Después de formarse y acatar los consejos del profesor Nelson para dejar de ser delantero y jugar en el medio del campo, Cuadrado comenzó una carrera de trotamundos por las divisiones inferiores de varios equipos en Colombia como Nacional, Rionegro “B”, Bucaramanga, Atlético Urabá y por último Medellín. Incluso fue a probar suerte en Boca Juniors y un par de equipos más de Argentina, pero no fue tenido en cuenta, porque a sus 19 años ya estaba pasado de edad para jugar con los menores.
Embarcó viaje de vuelta a la capital de Antioquia donde encontraría su lugar en el mundo del fútbol profesional. Juan José Peláez, entrenador del Independiente Medellín en el 2008, necesitaba un lateral derecho y tras la recomendación de Nelson Gallego, cubrió esa posición con Juan Guillermo Cuadrado. El exdelantero debutó con éxito en primera división en septiembre de 2008 y desde ese día su fútbol ha ido en ascenso.
“Es un buen muchacho, un tipo muy educado, muy callado, es un enamorado del juego y eso lo hace muy profesional”, para Gallego, esas son las claves que han llevado a Cuadrado a ser figura en el fútbol italiano y a destacarse con la Selección Colombia.
Cuadrado (al fondo) debutó en 2008 como profesional en Independiente Medellín
Dos temporadas vistiendo la camiseta del DIM bastaron para que el antioqueño diera el salto al fútbol italiano. Primero fue Udinese, después un año con Lecce antes de recalar en Fiorentina, donde ha vuelto a adquirir el olfato goleador de sus inicios.
Quizás las recomendaciones del maestro surtieron efecto, porque Cuadrado marcó cinco goles en el período 2012-2013 con el equipo violeta. “No hablamos continuamente, pero cuando lo hacemos, él me pide consejos con respecto a su juego”, manifiesta Hugo Gallego.
Juan Guillermo no se preocupa por su condición física porque esa debilidad de hace unos años es una de sus fortalezas en la actualidad. El trabajo de inferiores dio sus frutos y gracias al esfuerzo conjunto Colombia, Fiorentina y la afición, hoy gozan con su talento.
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Juan Guillermo Cuadrado: del rechazo al éxito
Jue, 06/06/2013 - 15:48
Los inicios de Juan Guillermo Cuadrado bien podrían comparase con los de Lionel Messi. A pesar de contar con el talento en sus pies y de ser iluminados con la habilidad de pocos, ambos tuvieron que v