En La Guajira los aguaceros son un milagro. Recién terminó marzo y sus pobladores cuentan que hace seis meses no llueve. En época de invierno sus tierras áridas sólo reciben tres o cuatro aguaceros. Cada uno puede durar hasta cuatro horas pero nunca es suficiente. La escasez de agua entorpece el cultivo de los alimentos, la crianza de los animales y limita el consumo humano del líquido vital.
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Miles de indígenas se han visto perjudicados por las fuertes sequías de los últimos dos años. Según el Programa Mundial de Alimentos, el desabastecimiento de agua y alimentos ha afectado a más de 63 mil personas, la mayoría de ellas concentradas en los municipios de Riohacha, Uribia y Manaure. La población más vulnerable son las mujeres gestantes y los niños menores de 2 años.
Sin embargo, el resguardo indígena del Zahíno, ubicado en el municipio de Barrancas, ha desarrollado nuevas alternativas para hacerle frente a la problemática y garantizar el bienestar de su comunidad. Su proyecto se resume en: sistemas productivos y capacidad de almacenamiento de agua.
Sus limitaciones y carencia del agua los ha llevado a aprender a ahorrar el poco líquido al que tienen acceso y reciclar las basuras para frenar la contaminación del suelo que pulula en esta zona del país. Una líder habló con KienyKe.com sobre algunos consejos para cuidar el agua y el significado que tiene para ellos este líquido.
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Desde hace seis años este grupo de indígenas adelanta un proyecto, apoyado por Fundación Cerrejón para el Agua en La Guajira, para recolectar las aguas lluvias y así poder sembrar productos típicos de la región y alimentar a sus animales en épocas de sequía.
La primera parte del proyecto es la construcción de sistemas de captación de agua. Se encuentran ubicados en los techos de sus casa y conducen a unos reservorios; una especie de piscinas donde se almacenan entre 80 mil y 220 mil litros de agua. Fueron construidos por ellos mismos con materiales y asesoría de El Cerrejón.
El reservorio de agua que fue construido por la comunidad indígena.
Cuando la escasez del agua es más crítica, los reservorios son usados por estas familias para actividades agropecuarias. De esta manera tienen a la mano productos para su abastecimiento como yuca, plátano, tomate, ají, ahuyama, melón y patilla. Todo proveniente de una huerta con su propio sistema de riego.
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Pero antes de la existencia de los pozos, la comunidad se veía obligada a cultivar en las zonas más altas de una montaña cercana, donde la tierra es más húmeda. Debían caminar hasta tres horas para llegar a tierra fértil.
En la casa puede verse el sistema de tubos que recolectan el agua lluvia.
El impacto del proyecto ha sido positivo y se evidencia en el aumento de la producción de los alimentos. En el más reciente balance, 20 familias produjeron 25 toneladas de productos típicos de la región. Pero tiempo atrás se hizo un ejercicio que arrojó como resultado que estas comunidades compraban cerca del 70% de su alimento, pero el 60% podía cultivarse en la zona. Sin embrago, no era posible por la escasez de agua.
El agua para el consumo humano es otro milagro. Los indígenas han aprendido a filtrarla, almacenarla en tanques con agua y desinfectarla de una manera muy particular.
Se trata de la desinfección mediante energía solar o a través de los rayos del sol (método SODIS). Después de que el agua clara es sedimentada, se almacena en botellas PET de dos litros, se tapa y se pone en los techos de las casas. De esta manera, los rayos solares eliminan los microrganismos y rompe sus membranas. El tiempo mínimo para el proceso es del 6 horas con buena radiación y dos días cuando el clima está nublado. Pruebas de laboratorio han demostrado que el método sí funciona.
El método SODIS fue descubierto por el profesor Aftim Acra de la Universidad Americana en Beirut (Líbano), en 1984. En la actualidad, muchas familias de América Latina que no tienen acceso a agua potable aplican esta técnica de purificación.
Indígenas wayúu purifican el agua que consumen con rayos solares
Mar, 07/04/2015 - 14:55
En La Guajira los aguaceros son un milagro. Recién terminó marzo y sus pobladores cuentan que hace seis meses no llueve. En época de invierno sus tierras áridas sólo reciben tres o cuatro aguacer