El verdadero amor de Diomedes Díaz

Dom, 22/12/2013 - 14:24
Fotos: Isabella Bernal.
*Este texto fue publicado en febrero de 2012.

A los doce años, Consuelo Martínez conoció a
Fotos: Isabella Bernal.
*Este texto fue publicado en febrero de 2012. A los doce años, Consuelo Martínez conoció a Diomedes Díaz. Él tenía 29 años y 17 discos. Ella  cursaba sexto de bachillerato. A finales de los años ochenta, el cantante vallenato fue invitado a la emisora Radio 1 a propósito de un nuevo disco que grabaría en la capital. Para Consuelo esto no fue una novedad. Ella seguía la rutina de una fanática enamorada. Llamaba a diario a la emisora para pedir canciones y opinar sobre la música del ‘Cacique de La Junta’. No era una tarea fácil porque sólo tenía dos opciones. La primera era pedirle prestado el teléfono a la Señora Ana, una vecina que vivía a cinco cuadras de su casa en el barrio San Francisco, al sur de Bogotá; la segunda, subir por una loma ubicada a cuatro cuadras de su casa para alcanzar un teléfono público. Así, la voz de la niña se hizo popular. En esa visita de Diomedes, a Consuelo la invitaron a una reunión de fanáticos en la casa del cantante, quien se portó antipático y se negó a fotografiarse con ella. Todo salió mal. Consuelo nunca imaginó que aquel primer encuentro insípido se convirtiera con el tiempo en un compromiso de matrimonio. Luego de casi 20 años de noviazgo, Consuelo Martínez es la prometida de Diomedes Díaz, quien se casará por tercera vez a sus 54 años y luego de tener 24 hijos. La propuesta llegó después de cuatro años de vivir juntos, tres hijos, y de afrontar la crisis del asesinato de Doris Adriana Niño, hecho que llevó a Consuelo a la cárcel durante 8 meses. Un anillo de diamante que ‘El Cacique de La Junta’ le entregó frente a la Torre Eiffel en París (Francia) es la evidencia de su compromiso. Ahora Consuelo espera hacer realidad frente al altar el amor que tejió desde su infancia, mientras que admite que Diomedes Díaz fue su primer amor y su único hombre. Consuelo Martínez tiene 37 años y tres hijos con el cantante Diomedes Díaz. Se abre la puerta de un penthouse en el norte de Bogotá. Aparece Carmen Consuelo, una niña de dos años que lleva puestos zapatos de lentejuelas rojas, jean y camiseta de pececitos. Es igualita a Diomedes Díaz. En el apartamento hay fotos del tamaño de afiches que invaden las paredes. En todas están Consuelo y Diomedes en Europa. Minutos después, en una sala decorada con muebles blancos y un ternero disecado, aparece Consuelo Martínez. Sus uñas, la camisa, sus botas y el maquillaje de sus ojos y boca son rojos. Tiene el pelo liso y negro, como el de una mujer una oriental, y varios accesorios dorados le cuelgan del cuello. Antes de comenzar a contar su historia advierte de que tiene una cita odontológica y no se puede demorar. La primera imagen que Consuelo adoró de Diomedes Díaz fue un afiche del disco ‘Tres canciones’ que se lanzó en 1976 y tenía colgado en su cuarto. Luego hizo algo para poder llevar a su ídolo al colegio, cosió la carátula de un disco con hilo hasta convertirla en una carpeta para guardar sus tareas. Pese a la frialdad del primer encuentro, con el tiempo comenzaron a ser amigos. Consuelo iba con frecuencia a la casa del cantante a almorzar con su tía Ofelia y algunas amigas. También inventaba tareas ficticias para salir del colegio directo a la casa del cantante. Allí, solía escribirle cartas a Diomedes, como una en la que le confiesa: “eres el amor de mi vida”. Todas las cartas se perdieron durante la época de Doris Adriana Niño porque se pensaba que allí había evidencias del asesinato. A los quince años, Diomedes le regaló lo que nunca tuvo, una cadena de oro con dos tórtolas que años después un gamín le robó. Cuatro años después, el cantante comenzó a conquistarla. El noviazgo llegó el 27 de abril 1993. Consuelo tenía 19 años y Diomedes 36. Ese día, en medio de una cena que duró tres horas, le dijo a Consuelo: “Mami, yo quiero estar contigo”. Ella respondió “me da miedo, me da pena”. Su mayor temor era perder toda la confianza que había construido con su ídolo. Sin embargo, aceptó. Era un sueño hecho realidad. En el inicio fue una relación distante porque los besos estuvieron ausentes durante las primeras citas. 'El Cacique de La Junta' le pidió matrimonio a Consuelo en la Torre Eiffel. Allí le entregó un anillo de diamante. El primer beso fue gracias a un accidente que provocó una fanática del cantante. Consuelo recuerda que acompañó a Diomedes a un concierto a Villeta (Cundinamarca) y se le acercó para saludarlo. En el mismo momento, una señora “gigante” –según ella– llegó corriendo detrás de Diomedes y los empujó obligándolos a darse un beso en la boca. El choque fue tan fuerte que el golpe le rompió el labio a Consuelo. Diomedes sólo se disculpó y, en medio del afán de su presentación, aprovechó para darle otro beso. Con el noviazgo también llegaron piropos como “eres la cachaca más hermosa” y “eres la rosa más bonita que hay en Bogotá”. Por esos días le regaló una cadena de oro tan gruesa como un dedo y un dije de un Cristo que ella misma define como “impresionante”. La entrevista se interrumpe. Su teléfono móvil, un BlackBerry Torch blanco, timbra al ritmo de la canción ‘Oye bonita’. Consuelo dice “óigalo debe ser él” y contesta rápidamente. Habla unos pocos segundos con y me pasa el teléfono. Diomedes me saluda, habla tan rápido que son pocas frases las que logro entender. Me pide disculpas por su ausencia, me cuenta de sus próximas presentaciones en el Carnaval de Barranquilla, me dice que Consuelo es una mujer ejemplar y se despide. Consuelo vuelve al teléfono, le recuerda lo odioso que fue con ella la primera vez y promete llamarlo en unos minutos. Consuelo continúa hablando de los recuerdos del noviazgo. Cuenta que al principio no se dejaba coger la mano de Diomedes. Por esta razón, él le dedicó la canción ‘Palomita volantona’. Consuelo canta con poco ritmo “palomita volantona, por qué pasas tan arisca, que a nadie le paras bolas (…) ”. Esa canción podría ser el himno de su historia de amor. A causa de los compromisos de Diomedes, solo se veían cada dos semanas y permanecían unos cuantos días juntos. A los 23 años, Consuelo quedó embarazada de su primer hijo: Freddy José, quien ahora tiene 14. Pero la tranquilidad no duró mucho, a los cuatro meses de gestación comenzó el problema de Doris Adriana Niño. Cuando Consuelo tenía casi nueve meses de gestación fue capturada en el aeropuerto internacional El Dorado. Por esta razón, el 23 de octubre de 1997 tuvo su bebé bajo la custodia de varios policías. Tiempo después, fue condenada a un año de cárcel por encubrimiento. Así llegó a la prisión de El Buen Pastor de Bogotá. Consuelo recuerda, llorando, que nunca le contó a nadie quién era y que lo más difícil fue la primera visita de su familia. Consuelo Martínez estuvo en la cárcel durante 8 meses por el caso de Doris Adiana Niño. Su hijo llegó vestido sin medias, sin correas y sin cordones. Como las leyes de la cárcel lo estipulan. Cuando Freddy José la vio saliendo de los patios comenzó a correr, pero una guardiana lo hizo tropezar. El niño llevaba en su manos una bandeja paisa que terminó derramada en el piso. Pero Consuelo logró su libertad en 8 meses 7 días. Ocho días después se vio de nuevo con Diomedes, quien le pidió perdón llorando. La llegada de la siguiente hija, Carmen Consuelo, fue un hecho de suerte. Luego de haber aplazado por problemas de salud una inseminación en la ciudad de Medellín, quedó en embarazo un domingo en la mañana cuando todavía estaba convaleciente por una neumonía, así lo recuerda ella. Diomedes celebró durante tres días. Al finalizar el embarazo, el cantante tenía una presentación en Bogotá y Consuelo no dudó en acompañarlo. Luego de bailar y cantar en el concierto, el parto se le adelantó. Al otro día fue hospitalizada y Carmen Consuelo nació por cesárea. Katiuska, su última hija de tres meses de edad, fue fruto de la última gira de Diomedes en Europa y de la propuesta de matrimonio. El último día lo pasaron en París, donde el cantante reservó una mesa en el restaurante de la Torre Eiffel. Consuelo sabía que allí él le iba a pedir matrimonio. Comieron “cosas extrañas” que sirvieron en una bandeja de plata, dice ella. Luego bajaron y, al pie de la Torre Eiffel, Diomedes le dijo: “Mami, te entrego este anillo y quiero entregarte mi vida entera y que tú me entregues la tuya para pasar mis últimos días felices”. Y le puso un anillo con un diamante, el mismo que luce al lado de otro, decorado con una esmeralda. Decidieron vivir juntos luego de estar en Bogotá durante un mes en familia. Consuelo no le creyó en un principio porque sabía que Diomedes tenía más mujeres. Pero un día, el dejó claro que solo quería estar con ella: “Yo te quiero a ti como mi mujer”. Y ya llevan cuatro años. Diomedes Díaz siempre ha sido el consentido de Consuelo. Cuando llega a Bogotá la mesa se llena de platos repletos de  arroz con fideos, patacones, rabo guisado, yuca, sopita de ajiaco, aguacate y una botella de agua. Él le pide que le haga masajes, lo peine y lo bese al estilo Cantinflas, es decir, sin mover la boca. Consuelo también es responsable de la ropa que siempre lleva ‘El Cacique de La Junta’ en sus presentaciones. Las camisas con las que recientemente se viste, fueron escogidas por ella. Las elaboró el diseñador Mauricio Guerrero. Están confeccionadas en telas vaporosas, decoradas con brillantes y lentejuelas. Ha sido tan impactante y exitosa su nueva vestimenta que en Medellín un fanático pagó 15 millones de pesos por una camisa de lentejuelas café. Consuelo Martínez no cree que sea la esposa de Diomedes Díaz. Para ella todo parece una fantasía, una ensoñación. Siempre ha sido rebelde, como la paloma de la canción que ella canta con voz desafinada. Aunque Diomedes suela decirle “tú eres jodida y media y cuatro onzas más”, la verdad es que el cantante logró domarla y convertirla en su verdadero amor. [youtube width="540" height="304"]http://www.youtube.com/watch?v=whiJx6EofbA[/youtube]
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