Ruby y Óscar empezaron a planificar luego de haber tenido cinco hijos. Conformaban una familia arauqueña de bajos ingresos económicos. Alimentar, educar y sostener a sus hijos –todos menores de edad– nunca fue fácil. Por esta razón la pareja se vinculó a una campaña de prevención de embarazos a mujeres de bajos recursos ofrecida por el departamento. El método elegido fue un anticonceptivo llamado Nofertyl, pero el medicamento, suministrado por una EPS del régimen subsidiado, no funcionó. Ruby quedó embarazada de su sexto hijo y el 14 de abril de 2009 lo tuvo por parto natural. Ella y 39 mujeres más, de estratos 1 y 2, fueron víctimas de este medicamento adulterado.
El contrabando, la falsificación y adulteración de productos hacen parte del mercado negro de medicamentos. En Colombia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta actividad ilegal maneja 70 millones de dólares al año.
Los antibióticos de última generación y anticonceptivos hacen parte de los fármacos que con más frecuencia son adulterados, indica el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). Así como los medicamentos biológicos de alto costo –producidos por células vivas como bacterias, hongos o células de mamíferos y que requieren refrigeración permanente– para tratar a recién nacidos y enfermedades como cáncer y VIH/sida. Los favoritos de los contrabandistas van desde genéricos de marca registrada como el Dolex Forte hasta potenciadores sexuales. Incluso medicamentos de uso veterinario que son distribuidos en pequeñas farmacias.
Este mercado negro es un riesgo para la salud por las condiciones de almacenamiento y transporte a los que son sometidos los medicamentos. Por ejemplo, cuando provienen del contrabando están escondidos o camuflados en camiones y expuestos a altas temperaturas que terminan deteriorando los principios activos o el componente que tiene efecto terapéutico. Es común que los consumidores no presenten mejoría, y en cambio sufran intoxicaciones o daños irreversibles en órganos vitales. Incluso, cuando el producto está contaminado microbiológicamente, puede causar la muerte.
Colombia es un país vulnerable a la ilegalidad de medicamentos por su ubicación geográfica. Según información de la Policía Fiscal, las zonas fronterizas del país que limitan con Venezuela y Ecuador son las más afectadas. La razón es que ambos países ofrecen subsidios a ciertos medicamentos que en Colombia son de alto costo. Por ejemplo, un medicamento llamado Nexium, para combatir el reflujo estomacal, tiene un precio entre 100 y 250 mil pesos en Colombia, mientras que en Venezuela se consigue por 60 mil.
En Colombia, Bogotá, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Eje Cafetero, Medellín, Ipiales, Cúcuta, Yopal, Barranquilla, Bucaramanga y Cali son las ciudades donde con más frecuencia se comercializan los fármacos ilegales.
En julio de 2005 un grupo de pacientes que fueron intervenidos quirúrgicamente en el Hospital San Juan de Dios de Riosucio (Caldas) despertaron en medio de la cirugía o presentaron una reacción alérgica al anestésico Sevorane. Según una providencia de la Corte Suprema de Justicia, el hecho se produjo debido a un producto adulterado que no cumplía con las características originales en la etiqueta y la caja. Francisco Javier Núñez Sánchez, representante legal de la empresa Surtidora Hospitalaria Ltda le compró el medicamento adulterado a Alexander Valencia Gómez para luego ser vendido al Hospital San Juan de Dios. Ambos fueron responsables. A Núñez Sánchez, quien admitió durante el proceso que el medicamento estaba adulterado, y Valencia Gómez , se les impuso una pena de dos años y ocho meses por los delitos de corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico. Además, deberán pagar una multa de 133 salarios mínimos y firmar un compromiso.
Para el Invima es importante que los consumidores aprendan a verificar los medicamentos que compran. Asegurarse de que el envase tenga el nombre del fármaco, el fabricante, la fecha de vencimiento y número de lote. Así como el número del Registro Sanitario del INVIMA. Los productos deben ser adquiridos sólo en establecimientos autorizados. La compra en la vía pública o a través de Internet es un factor de alto riesgo.
La Policía Fiscal ha podido establecer dos formas de contrabando. El abierto, que tiene relación con el paso de medicamentos a través del menudeo, métodos de camuflaje ilegal, por pasos no habilitados y camuflados en otras mercancías. El técnico se hace a través de encomiendas y ‘dobleteo’ (dos cargas con el mismo documento sin que una de ellas pague impuestos). Estos medicamentos suelen distribuirse en tiendas, droguerías pequeñas o empresas promotoras de salud.
Uno de los casos más recientes, investigado por la Unidad de Delitos Contra la Propiedad Intelectual y las Telecomunicaciones de la Fiscalía, involucraba al sistema de salud del departamento de Nariño. Un grupo especializado desmanteló a una organización dedicada a la falsificación. Fueron capturadas 16 personas y se incautaron medicamentos por un valor de 425 millones de pesos. Por esta razón, en la actualidad muchas de sus investigaciones están enfocadas en la distribución de medicamentos.
En Colombia los medicamentos de alto costo y genéricos que se mueven en el mercado negro son vendidos a precios que superan hasta en un 300 por ciento el valor establecido en su lugar de origen. Este negocio no solo afecta la salud de las personas y el derecho a la vida sino los intereses económicos de los laboratorios.
Los antibióticos de última generación y anticonceptivos hacen parte de los fármacos que con más frecuencia son adulterados, indica el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). Así como los medicamentos biológicos de alto costo –producidos por células vivas como bacterias, hongos o células de mamíferos y que requieren refrigeración permanente– para tratar a recién nacidos y enfermedades como cáncer y VIH/sida. Los favoritos de los contrabandistas van desde genéricos de marca registrada como el Dolex Forte hasta potenciadores sexuales. Incluso medicamentos de uso veterinario que son distribuidos en pequeñas farmacias.
Este mercado negro es un riesgo para la salud por las condiciones de almacenamiento y transporte a los que son sometidos los medicamentos. Por ejemplo, cuando provienen del contrabando están escondidos o camuflados en camiones y expuestos a altas temperaturas que terminan deteriorando los principios activos o el componente que tiene efecto terapéutico. Es común que los consumidores no presenten mejoría, y en cambio sufran intoxicaciones o daños irreversibles en órganos vitales. Incluso, cuando el producto está contaminado microbiológicamente, puede causar la muerte.
Colombia es un país vulnerable a la ilegalidad de medicamentos por su ubicación geográfica. Según información de la Policía Fiscal, las zonas fronterizas del país que limitan con Venezuela y Ecuador son las más afectadas. La razón es que ambos países ofrecen subsidios a ciertos medicamentos que en Colombia son de alto costo. Por ejemplo, un medicamento llamado Nexium, para combatir el reflujo estomacal, tiene un precio entre 100 y 250 mil pesos en Colombia, mientras que en Venezuela se consigue por 60 mil.
En Colombia, Bogotá, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Eje Cafetero, Medellín, Ipiales, Cúcuta, Yopal, Barranquilla, Bucaramanga y Cali son las ciudades donde con más frecuencia se comercializan los fármacos ilegales.
En julio de 2005 un grupo de pacientes que fueron intervenidos quirúrgicamente en el Hospital San Juan de Dios de Riosucio (Caldas) despertaron en medio de la cirugía o presentaron una reacción alérgica al anestésico Sevorane. Según una providencia de la Corte Suprema de Justicia, el hecho se produjo debido a un producto adulterado que no cumplía con las características originales en la etiqueta y la caja. Francisco Javier Núñez Sánchez, representante legal de la empresa Surtidora Hospitalaria Ltda le compró el medicamento adulterado a Alexander Valencia Gómez para luego ser vendido al Hospital San Juan de Dios. Ambos fueron responsables. A Núñez Sánchez, quien admitió durante el proceso que el medicamento estaba adulterado, y Valencia Gómez , se les impuso una pena de dos años y ocho meses por los delitos de corrupción de alimentos, productos médicos o material profiláctico. Además, deberán pagar una multa de 133 salarios mínimos y firmar un compromiso.
Para el Invima es importante que los consumidores aprendan a verificar los medicamentos que compran. Asegurarse de que el envase tenga el nombre del fármaco, el fabricante, la fecha de vencimiento y número de lote. Así como el número del Registro Sanitario del INVIMA. Los productos deben ser adquiridos sólo en establecimientos autorizados. La compra en la vía pública o a través de Internet es un factor de alto riesgo.
La Policía Fiscal ha podido establecer dos formas de contrabando. El abierto, que tiene relación con el paso de medicamentos a través del menudeo, métodos de camuflaje ilegal, por pasos no habilitados y camuflados en otras mercancías. El técnico se hace a través de encomiendas y ‘dobleteo’ (dos cargas con el mismo documento sin que una de ellas pague impuestos). Estos medicamentos suelen distribuirse en tiendas, droguerías pequeñas o empresas promotoras de salud.
Uno de los casos más recientes, investigado por la Unidad de Delitos Contra la Propiedad Intelectual y las Telecomunicaciones de la Fiscalía, involucraba al sistema de salud del departamento de Nariño. Un grupo especializado desmanteló a una organización dedicada a la falsificación. Fueron capturadas 16 personas y se incautaron medicamentos por un valor de 425 millones de pesos. Por esta razón, en la actualidad muchas de sus investigaciones están enfocadas en la distribución de medicamentos.
En Colombia los medicamentos de alto costo y genéricos que se mueven en el mercado negro son vendidos a precios que superan hasta en un 300 por ciento el valor establecido en su lugar de origen. Este negocio no solo afecta la salud de las personas y el derecho a la vida sino los intereses económicos de los laboratorios.
