–Ahora la invitación es a besarse no menos de un minuto. Pero si quieren más de un minuto, está bien. Es la manera cómo vamos a recordar los hombres homosexuales, las mujeres lesbianas y las personas trans que en verdad existimos y queremos existir en lo público. Dejar el closet –dijo el abogado Germán Rincón Perfetti a un grupo de personas en el Parque Nacional en Bogotá.
Al terminar su discurso, Germán abraza a un hombre barbado, con gafas, delgado y de menor estatura que él. Lo besa enérgicamente por treinta segundos. Interrumpe, toma un micrófono y dice en broma: “pueden cambiar de pareja”. Retoma el beso con el mismo hombre por quince segundos más.
Era el 17 de mayo de 2010, Día Internacional contra la Homofobia y Transfobia, fecha en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que los homosexuales no tenían que ir al psiquiatra. “Ahora quien tiene que ir a psiquiatría son quienes se sienten mal con nosotros” agregó el abogado.
Germán Rincón Perfetti es uno de los abogados y activistas homosexuales más reconocidos del país. Desde hace más de 20 años su nombre está impreso en sentencias históricas. Hace parte de la generación que fue testigo de la nueva Constitución colombiana. Gracias a la Tutela, mecanismo que él define como maravillosa, ha logrado cientos de victorias jurídicas. No le gusta que le digan doctor, le parece absurdo. Tampoco piensa en bajar de peso, quitarse las arrugas o ir al gimnasio. Su mayor interés es transformar la jurisprudencia colombiana. Ahora tiene varios casos en el Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Es viernes y Germán está en su oficina, un lugar adornado con fotografías familiares, banderitas de la comunidad LGBTI y varios diplomas. Uno de ellos es de su grado como bachiller del Gimnasio Militar de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC). Estudió allí luego de que su papá –miembro civil de la FAC– le consiguiera un cupo para hacer el grado once.
Germán Rincón ha llevado a la Corte Constitucional casos que han transformado la jurisprudencia y han abierto el debate sobre el derecho de los homosexuales.
El abogado cuenta que estudió en varios colegios católicos como el Salesiano de la ciudad de Neiva, donde integró grupos dedicados al servicio entusiasta apostólico, de oración y trabajo comunitario. De ahí proviene su gusto por el trabajo social. Allí también está su diploma en derecho de la Universidad Militar Nueva Granada. Aunque su primera vocación fue por la Arquitectura.
Mientras Germán mira con atención la pantalla de su computador, cuenta con detalles su historia. Un par de años después de la reforma constitucional de 1991, redactó su primera tutela. Era el caso de una mujer que buscada hacer valer los derechos de sus hijos. También recuerda que cuando llegó a los juzgados de Paloquemao, nadie sabía qué hacer con esa nueva herramienta judicial de los ciudadanos.
A los 28 años, Germán llegó a la Liga Colombiana de Lucha Contra el Sida en busca de un trabajo social. Allí tuvo su primer contacto con los temas de salud y problemáticas homosexuales. Había fracasado en trabajos con la Asociación pro erradicación de tugurios y la Asociación de comerciales industriales del barrio Toberín en Bogotá.
Aprovechando su nuevo entorno, Rincón llevó a la Corte Constitucional sus primeras tutelas relacionadas con el tema de gays y lesbianas. Recuerda una de ellas como: la tutela del beso.
El 20 de diciembre de 1993, el Consejo Nacional de Televisión decidió no transmitir un comercial en el que dos hombres se besaban y caminaban abrazados por la Plaza de Bolívar. El anuncio pretendía prevenir enfermedades como el VIH-Sida y promovía el uso de condón. En la sentencia de aquel año se explica que el Consejo Nacional de Televisión prohibió su emisión por "no considerar adecuado el tratamiento que se le da al tema con relación a (sic) las imágenes, texto y el mensaje que se pretende difundir". Germán dio la pelea argumentando que “no tuvo en cuenta el Consejo que el homosexualismo corresponde al libre desarrollo de la personalidad violando este derecho fundamental”. En esa ocasión, la Corte se inclinó por la decisión del Consejo Nacional de Televisión.
El abogado Rincón llevó varios casos al Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Germán reconoce que muchos de sus clientes le dicen, refiriéndose a los demandados, “esa gente tiene mucho poder, es muy difícil”. Pero él responde de manera tajante “a nosotros no nos importa que tengan poder o no porque los Derechos Humanos son un límite del poder. La filosofía de estos es decir a quien tienen poder: hasta aquí, ubíquese”.
Bajo aquel argumento, Germán no se ha dejado vencer fácilmente. En la actualidad tiene varios casos en el exterior que fueron rechazados en Colombia. Unos están en el Comité de Derechos Humanos de la Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) y otros en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Allí tiene un propio, relacionado con varias tutelas contra Alejandro Ordóñez, procurador general de la Nación, por un tema del Estado laico.
Entre los casos más recientes y sonados en los medios de comunicación se cuentan los relacionados con pensiones entre parejas homosexuales, uno de ellos donde el heredero fue un sacerdote homosexual. También es el abogado de la pareja de lesbianas que buscan legalizar la adopción de sus hijos. Su lucha por los derechos de los homosexuales lo han convertido en un referente judicial en todo el país. Muchas de las personas a quienes asesora son miembros del Ejército.
Germán combina el trabajo como abogado con su pasión por el campo. Tiene una casa fuera de la ciudad, a donde suele ir todos los fines de semana con su familia, conformada por dos hermanas, una sobrina y una media hermana. Allí comparte con la gente del campo, juega tejo y participa en los almuerzos comunitarios. También vive pendiente del abono de los árboles y disfruta el sonido de los pájaros al amanecer.
Rincón salió del closet poco después de graduarse de la universidad. Cuenta que todo fue un lento proceso con su familia y amigos. Tal vez por esa razón, Germán habla abiertamente de su vida. Desde hace seis años, tiene una relación con David, un canadiense dos años mayor que él. Germán cuenta que se conocieron en una conferencia en Toronto (Canadá) y decidieron que cada uno seguiría viviendo en su país. Sin embargo, viajan frecuentemente para pasar juntos una temporada.
David y Germán llevan una argolla de compromiso que se entregaron en medio un desayuno al que sólo asistió Ernesto Converse, uno de los mejores amigos. Germán ha perdido la argolla en tres ocasiones y ha tenido que reemplazarla. En cambio, David la conserva porque, según Germán, es cuadriculado y cauteloso. En su oficina también tiene varios cuadros pintados al óleo y firmados por David.
Germán se levanta todos los días a las 4.30 a.m. y revisa su correo electrónico. No le cuesta madrugar porque antes de las 9.30 p.m. ya está durmiendo. Es un hombre casero y amante del cine arte. Antes de terminar la entrevista, Germán confiesa que nunca ha sido amenazado, pese a que ha tratado temas espinosos. No le teme a eso. “Antes me parece fantástico que me maten de una bala. Yo agradecería a quien lo hiciera. Me parecería una muerte divina. Excelente”, asegura.
El defensor de los homosexuales
Lun, 28/05/2012 - 15:00
–Ahora la invitación es a besarse no menos de un minuto. Pero si quieren más de un minuto, está bien. Es la manera cómo vamos a recordar los hombres homosexuales, las mujeres lesbianas y las per