Elvin Murillo es catalogado como el joven más obeso de Colombia. Tiene 20 años, pesa 220 kilos y mide 1.55 centímetros. Su apetito es insaciable y voraz. Al padecer el síndrome de Prader Willi, una alteración genética que afecta a 1 de cada 10.000 niños, debe consumir grandes cantidades de comida para sentirse satisfecho. A su favor se han fallado tres tutelas que aprueban una cirugía bariátrica para bajar de peso, pero la junta médica de su EPS tiene opiniones divididas. Por ahora, Diva Estrada, su mamá, tuvo que poner una reja en la cocina para evitar que Elvin acabe con la comida de toda la familia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) registró 42 millones de niños menores de 5 años con sobrepeso en 2010. De ellos, 35 millones eran habitantes de países desarrollados. Las principales causas de este fenómeno son el cambio en la dieta hacia el consumo de alimentos hipercalóricos con abundantes grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes saludables. Además, la tendencia a la disminución de la actividad física, el cambio de los modos de transporte y la creciente urbanización.
La obesidad infantil puede generar graves problemas de salud como deformidad de los huesos, cardiopatías, resistencia a la insulina, discapacidad y algunos tipos de cáncer como del endometrio, mama y colon. También produce desórdenes metabólicos que tienen que ver con altos niveles de colesterol, glicemia y triglicéridos.
En Colombia, la Fundación Gorditos de Corazón, que desde hace cuatro años acompaña el caso de Elvin, indica que de sus pacientes obesos dos de cada cincos no superan los 15 años de edad. Incluso, varios de estos casos se presentan en la primera infancia, es decir, en menores de cinco años.
Durante los primeros días de nacido, Elvin no succionaba, tampoco lloraba y poco se movía. Comenzó a perder peso rápidamente y tuvo que ser hospitalizado durante mes y medio en la Clínica León XIII de Medellín. Aunque tenía los síntomas típicos del síndrome de Prader Willi, enfermedad que produce obesidad mórbida, problemas cognitivos y afectación en el desarrollo de varios órganos del cuerpo, los médicos creyeron que se trataba de un daño cerebral causado por una falta de oxígeno a la hora de nacer. Solo cuando cumplió dos meses, el niño pudo tomarse un tetero sin la ayuda de una sonda. “Tenía más ganitas y era comelón”, dice su mamá.
El apetito voraz y la ansiedad son conductas típicas de Elvin, quien a los cuatro años sorprendió a su familia con su capacidad para comer. Diva recuerda que ocurrió en diciembre para una celebración. Ella preparó una natilla que en un descuido el niño devoró como si en días no hubiera sido alimentado.
Elvin y su mamá, Diva Estrada.
En la actualidad, cuando se sienta en la mesa a comer le piden que lo haga despacio y disfrute cada bocado porque tiene la manía de terminar rápido para pedir más comida. El joven come tres veces al día en su casa y le sirven una porción como para un adulto. Sin embargo, suele salir de su casa a pedir más comida a sus vecinos. Según Diva, la sandía es lo único que no le gusta.
Hasta los siete años, Elvin fue un niño de apariencia saludable. Sus pocos kilos de más no eran un problema para su familia. Pero la enfermedad se acentuó y las dificultades cognitivas lo obligaron a dejar el colegio en tercer grado. A los 12 años fue diagnosticado con sobrepeso. Retomó sus estudios los días sábados, pero sus compañero suelen darle sobras de comida y su mamá quiere que abandone las clases.
Desde el año 2009, su familia emprendió una pelea jurídica con la EPS para frenar el aumento de peso de Elvin a través de una cirugía bariátrica. Según Diva, tres tutelas han fallado a favor de Elvin. Sin embargo, los médicos que le hacen seguimiento al joven tienen opiniones divididas. Unos argumentan que no pueden permitir que siga subiendo kilos pero otros indican que no es posible hacerle este procedimiento porque no tiene conciencia debido a su deficiencia cognitiva.
Un documento de la EPS indica: “Debido al retraso mental del menor, él no podría seguir las indicaciones postquirúrgicas requeridas en los pacientes, además, por la misma razón, es probable que pueda seguir dieta y ejercicio en el pre y postquirúrgico (…) El usuario no tiene capacidad de disciplina para enfrentar el postquirúrgico”.
La más reciente pelea es por un medicamento que le ayudaría a quemar grasa y frenar la ansiedad. Pero la EPS lo continúa negando pese a una decisión judicial a favor de Elvin. Por ahora, el joven continúa asistiendo a sus controles médicos. Debe desplazarse desde el municipio de Turbo (Antioquia), donde vive con sus cuatro hermanos, mamá y padrastro, hasta Medellín.
Su mamá hace un gran esfuerzo económico para poder cumplir con las citas médicas y cubrir los gastos de alimentación y hospedaje que implica un control con los especialista porque en ocasiones debe estar fuera de la casa hasta por ocho días. Aunque la EPS le brinda el valor de los transportes, Diva organiza rifas y vende tamales y morcillas para poder costear los cerca de 380 mil pesos que le cuesta la estadía de 6 días para que Elvin reciba atención médica.
Salvador Palacio, director de la Fundación Gorditos de Corazón
Según Salvador Palacio, director de la Fundación Gorditos de Corazón, el joven tiene obesidad mórbida, apnea obstructiva del sueño (cese intermitente de la respiración de más de 10 segundos de duración) y es propenso a una arritmia cardíaca.
Por su enorme tamaño, Elvin es víctima de rechazo y discriminación. En la calle las personas suelen acercarse para tocarle el pecho y burlarse. Incluso en una ocasión su vecina le roció gasolina en los pies y prendió fuego. Tuvo que ser hospitalizado por una semana a causa de las quemaduras. Los taxistas se niegan a transportarlo y las personas le gritan palabras como: "marrano" y "chancho".
A pesar de su obesidad, el joven es independiente. Se levanta muy temprano, se baña sin ayuda, desayuna y sale a conseguir guayabas para hacer el jugo del almuerzo. Diva espera que finalmente la ESP tome la decisión de operarlo para evitar que tenga que postrarse en una cama.
Así es la vida del joven más obeso de Colombia
Jue, 10/07/2014 - 14:30
Elvin Murillo es catalogado como el joven más obeso de Colombia. Tiene 20 años, pesa 220 kilos y mide 1.55 centímetros. Su apetito es insaciable y voraz. Al padecer el síndrome de Prader Willi, un